JEAN-GUY ALLARD
Si el Senador cubanoamericano Robert “Bob” Menéndez
logró escapar al escándalo sexual que
emergió apenas unos días antes de
las elecciones del 7 de noviembre y que hubiera podido impedir su reelección,
no es cierto que podrá seguir sofocando una situación similar a la que
involucró a miembros
del Servicio Secreto en Cartagena y que les costó la
carrera.
Candy Crowley, la conductora del programa State of the Union de la
cadena CNN, fue quién destapó de nuevo el escandalo, una vez pasado el día del voto, cuando el
jefe de la CIA, el General David Petraeus, anunció su renuncia por supuestos
motivos de infidelidad matrimonial. A Menéndez que cuestionaba las razones de
aquella renuncia, Crowley le preguntó, desde su programa. por qué no hablaba
primero sobre “su propio escándalo sexual”.
La portavoz de Menéndez, Tricia
Enright, se negó luego a responder a cualquier pregunta sobre el
tema. "No vamos a responder a una acusación completamente falsa",
contestó por correo electrónico, usando una formula cómoda que no durmió a
nadie.
El Senador cubanoamericano Bob Menendez, uno de
los elementos más recalcitrantes de la mafia cubanoamericana en el Capitolio de
Washington, fue cómplice de varias “iniciativas” legislativas contra Cuba y
Venezuela.
Todo empezó cuando dos prostitutas de República Dominicana se
comunicaron con el sitio web The Daily Caller (La Llamada Diaria) para
denunciar que el Senador de New Jersey les había prometido pagar 500 dólares
para sus servicios sexuales y que cada
una recibió finalmente 100 dólares en lugar de la suma prometida.
Las mujeres aseguran que su encuentro con el político sucedió alrededor
de la Pascua de este año en lCasa de Campo, una lujosísima propiedad de 7 000
acres en La Romana, República
Dominicana, donde Menéndez viaja con frecuencia.
Sospechosamente, la noticia tuvo poca difusión en los días que
precedieron los comicios, lo que llevo muchos observadores a comentar que los
estrategos demócratas supieron “tapar” a su manera la filtración mediática a
tiempo para que el escándalo, por su carácter particular, no tenga propagación como en el caso de Cartagena.
Sin embargo, después de la referencia hecha por Crowley en CNN, un alto funcionario
del gobierno dominicano ahora confirma las acusaciones y proporciona más detalles sobre las “conquistas
sexuales” de Menéndez en su país.
El funcionario dijo al Daily Caller
que Menéndez viaja a la República Dominicana gracias a donaciones del Dr Salomon Melgen con quién celebra fiestas que
no se caracterizan por su decencia, y esto desde años.
Melgen un oftalmólogo de Miami, dueño de una clínica, ha prestado su avión al político en varias ocasiones. Se sabe que el senador ha sido a menudo huésped de Melgen, en República Dominicana.
Por otro lado el sitio web Gawker
informa que Menéndez tuvo relaciones, durante años, con mujeres “de altos tacones” distintas “casi
todas las noches” en su apartamento de Northeast Washington, de acuerdo con un testimonio.
"Vivíamos por debajo de él", dijo un ex vecino al sitio web. "Era indignante. Cuando empezamos, pensé que fuera una cosa ocasional. Sin embargo, se prolongó durante meses”.
Ahora, el director ejecutivo del Comité Nacional Republicano en el Senado, reconoce que el senador demócrata por Nueva Jersey "puede haber violado las reglas de ética del Senado y a las leyes federales de financiamiento de campañas" con su “viaje sexual”.
"Hay una forma sencilla para que el senador Menéndez pueda resolver esta situación, entregando su agenda y sus registros de viajes relacionados con la Semana de Pascua, así como las otras fechas señaladas", dijo Jesmer al admitir que el senador se niega a ofrecer esta oportunidad de averiguar su empleo del tiempo.
Menéndez, de 58 años de edad, es divorciado. Ha representado
a New Jersey en el Senado de los EE.UU. como demócrata desde que fue nombrado para cubrir una vacante en 2005.
El
senador Menéndez es nada menos que el ex alcalde de Union City, localidad vecina de New York. Fue comparado al capo
mafioso Meyer Lansky, que, en los años 50 dominaba la industria del crimen en
La Habana.
Union City
fue bajo su mandato un enclave del hampa donde cualquier funcionario e incluso
cualquier oficial de la policía tenía su precio y donde prosperaban la prostitución,
el juego y el racketeering, la extorsión mafiosa.
Estrechamente
vinculado a los círculos cubanoamericanos del terrorismo, Menéndez es socio de
estas mismas personas que durante años financiaron a las operaciones de
Luis Posada Carriles, entonces radicado en El Salvador, bajo la cobertura de la
Fundación Nacional Cubanoamericana.
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