Mientras
que en otros países los banqueros son las victimas y quienes reciben todo el
dinero de los multimillonarios rescates, en el Ecuador la banca está bien
supervisada, ya no pueden hacer lo que ellos quieren, tiene que cumplir con las
reglas de juego. Durante el periodo del actual gobierno, la banca ecuatoriana
está más saludable que nunca, el pueblo a sentido esto y los beneficiarios han
sido las entidades financieras. Ellos gritan y vociferan que están siendo
controlados, que el estado quiere quebrarlos, pero nadie les cree, la gente
recuerda claramente el Feriado Bancario, recuerda bien quien se llevó sus depósitos
y ahorros, la memoria parece fallar, pero está ahí, los banqueros un día
acabaron con el Ecuador, pero ahora no pasará eso.
Un bono de solidaridad
para los pobres banqueros…
Por: Santiago Aguilar Morán
Y llegaron a la
Asamblea Nacional a quejarse, convencidos de que el gobierno tenía que escucharlos.
Compungidos, rabiosos los puños apretados, los rostros arrugados y las
voces cerca del gruñido. Hablamos de los representantes de los banqueros,
Joaquín Morillo y César Robalino, quienes fueron con una consigna y una
exigencia: ¡que se archive el Proyecto de Ley Orgánica de Redistribución del
Gasto Social!
¡Cómo no iban a
llegar a exigir si han estado acostumbrados a mandar! En fin, el presidente de
la comisión de Régimen Económico, Paco Velasco, se hizo esperar; los banqueros
desesperaban, su aparataje de diapositivas y carpetas para cada asambleísta iba
a servir para nada. Pero Velasco llegó y la sonrisa afloró en los mercaderes
del dinero.
Los argumentos
esgrimidos casi convencen a más de uno. “No vamos a decir que ganamos poco,
pero hay que ver todo lo que invertimos”, dijo, sin sonrojo en el rostro,
Joaquín Morillo. Paco Velasco preguntaba y repreguntaba –no ha olvidado
su profesión de periodista-: ¿y cuál es la fórmula con la que pierden ustedes?
Morillo intentó una respuesta pero su coequipero, César Robalino, no
podía más y furioso, rojo de ira, gritó: ¡Es que el gobierno quiere estatizar
la banca!
Tras el
exabrupto de su compañero, el banquero Morillo continuó con la lamentable exposición.
Daba pena escucharlo: que la banca se quedará sin liquidez, que 38 sujetos
pagarán 560 millones de dólares en impuestos en 2013, que esta reducción de sus
utilidades es una afectación al país, que no puede ser que se financie el bono
de desarrollo humano solo con las ganancias de la banca, que no, que no, que
no…
Morillo miraba a
los asambleístas, señalaba sus posibles pérdidas con el apuntador: que ellos
sí, que dan crédito, que este año estiman pérdidas, que son el motor de la
economía, que han tenido que repatriar dinero, que ganan mucho pero quieren
seguir ganando y ganar más todavía, que hace un año aportaron 309 millones de
dólares, que cómo puede ser posible, que pobres los banqueros, que nunca fueron
salvados por el Estado, que ellos no han recibido ni un Sucre, que cuál crisis
del 99…
Lástima para los
banqueros que la Asamblea no es su oficina particular y que su sueldo de 70.000
dólares –pobres ellos- acá no sea un argumento a su favor; su súplica –porque
¿cómo más llamar a este vergonzoso espectáculo?- llegó a oídos de la
asambleísta de Alianza PAIS Rossana Alvarado. Ella, aunque no pertenece a esta
comisión, con inteligencia respondió: “¡Pobres, tanto que se quejan, tocará
crear un bono de solidaridad para banqueros!”.
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