Ibn Asad
La noticia no trascendió en los medios como merece. El pasado
día 12 de Diciembre nos sorprendió la noticia del fallecimiento del
Pandit Ravi Shankar a la edad de 92 gloriosos años. Una vida plena que
deja tras de sí su infinita música, sus precisosas y tremendas hijas, y
su incansable trabajo de difusión de la cultura indostaní por todo el
mundo. Shankar fue incinerado con el tratamiento de lo fue, un pandit, es
decir, como iniciado y maestro en su propia tradición. La tradición
musical indostaní alberga de la misma forma a maestros hindués (a los
que se les trata como pandit) como a maestros musulmanes (a los que se les trata con su equivalente, ustad).
Esto demuestra que la tradición indostaní está por encima de los
nacionalismos artificiales que sufren los pueblos (Pakistán contra
India) y conflictos religiosos completamente evitables.
Hoy
sería el séptimo día de su fallecimiento y, según la costumbre,
dedicado a homenajes y oraciones. A mi no se me ocurre mejor
reconocimiento que escuchar su música. Por ejemplo, aquí adjunto un
video raro de la presentación al público español de su música, por parte
de otra colosal figura, en este caso de la tradición gitano-flamenca,
Paco de Lucía:
http://www.youtube.com/watch?v=gtBZDa9qG0E
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