Cynthia Rush
En años recientes en repetidas ocasiones, al tiempo que la crisis
europea se ha ido intensificando, la Presidente de Argentina, Cristina
Fernández de Kirchner , ha denunciado las políticas asesinas de
austeridad que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y sus aliados
bancarios supranacionales les están imponiendo en especial a Grecia y a
otras naciones del sur de Europa, con la advertencia de que esas mismas
políticas impuestas a la Argentina en la década de los 90 llevaron a la
desintegración económica nacional y a la catástrofe social.
En un discurso que dio en julio del 2011, Fernández hizo referencia a
la austeridad que se le imponía a Grecia en aquel momento, donde señaló
que "habiendo visto yo un enfermo con los mismos síntomas, con la misma
patología", que Argentina sufrió en los 1990, veo que "se quiera aplicar
el mismo remedio que mató al enfermo, esto es lo que a mí me hace
muchas veces dudar acerca de la pretendida racionalidad de los
economistas". Y precisamente, "todas, absolutamente todas las recetas,
son tendientes a restringir el consumo que, obviamente, afecta a los
sectores más populares y, por lo tanto, termina afectando
indefectiblemente... a toda la economía".
El 24 de abril
de este año, durante una ceremonia en el ministerio de Ciencia y
Tecnología, Fernández denunció una vez más la austeridad que se imponía a
Europa, al recordar el adagio de Albert Einstein de que "solamente los
locos pueden pretender que aplicando los mismos métodos o mecanismos se
puedan obtener diferentes resultados. Esto estaba vinculado un poco con
las políticas que se siguen discutiendo todavía en algunos ámbitos del
G-20 y en especial en Europa", dijo, "donde se pretende seguir aplicando
las mismas políticas de ajuste y se quiere llegar a diferentes
resultados de los que han obtenido en todas partes del mundo con estas
políticas de ajuste, que han sido fracasos y fundamentalmente miseria,
no inclusión social".
Como Fernández señalo el 18 de mayo
en Luanda, Angola, el verdadero problema es una economía mundial que se
derrumba, dominada por la idea de que el dinero en sí tiene valor.
Haciendo eco del economista estadounidense Lyndon LaRouche, afirmó que
"el dinero sólo se reproduce cuando atraviesa el mercado de producción
de bienes y servicios; el dinero solo adentro de los bancos no se
reproduce. Tiene que salir de adentro del banco e ir a la industria, a
la agricultura, a la ganadería, a los servicios para ahí reproducirse".
En repetidas ocasiones, Fernández de Kirchner ha señalado las
políticas de Franklin Delano Roosevelt y el nuevo Trato como el modo de
enfrentar la depresión económica.
La "odiosa" Argentina
Mientras Europa raya en las turbulencias cataclísmicas, la
valiente reafirmación argentina de su independencia económica y política
y la defensa de la soberanía nacional a través de la lucha por alcanzar
la justicia social y el avance científico y tecnológico se ven como
amenazas peligrosas. El hecho de que el gobierno de Fernández no ha
retrocedido un ápice en estos compromisos programáticos y que también se
ha enfrentado a las desenfrenadas provocaciones colonialistas del
imperio concernientes al reclamo argentino sobre la soberanía de las
Islas Malvinas —Inglaterra ha militarizado la región del Atlántico sur,
incluido un submarino nuclear— lo convierte en algo más que una amenaza.
Como dijo el difunto Presidente Néstor Kirchner al concluir la
restructuración de la deuda en el 2005 que les propinó una rebaja del
60% a los fondos buitres tenedores de bonos, "Hay vida después del
Fondo, y es una muy buena vida". El gran miedo de los banqueros es que
naciones como Grecia vean en Argentina el modelo de moratoria,
restructuración voluntaria de la deuda y el desarrollo económico
soberano como una alternativa a los dictados de austeridad del FMI y la
City de Londres matando a sus ciudadanos —para después tomar los pasos
necesarios para deshacerse por completo del euro, restablecer las
monedas nacionales soberanas y separar la banca productiva de la
especulativa como peldaños hacia la creación de un nuevo sistema
crediticio.
En ataques de furia, la City de Londres, Wall
Street y los fondos buitre y las agencias bancarias supranacionales
ligados a éstos han desatado olas de ataques y de guerra financiera en
contra de Argentina para castigarla por enfrentarse a los axiomas del
sistema financiero transatlántico que se desintegra a pasos acelerados.
Argentina es un "paria" gritan, una nación fallida porque "no respeta la
reglas del juego". Estos ataques alcanzaron su máxima intensidad en
marzo después de que el gobierno argentino hizo valer su derecho a la
"soberanía de los hidrocarburos", y expropió el 49% de las acciones que
tenía la especuladora financiera española Repsol de la compañía
petrolera privatizada YPF.
Los banqueros intentan
amedrentar a los europeos con la creencia de que si siguieran el modelo
argentino, sufrirían en corto plazo el congelamiento de las cuentas
bancarias —el famoso corralito— un control de cambios que se ejecutó en
Argentina a principios de diciembre del 2001, mientras el país estallaba
en el caos político y social. Esto pasa por alto la realidad de que el
desastre fue resultado, no de las medidas tomadas en sí, que fueron
absolutamente necesarias para contener la hemorragia del sistema
bancario, sino por el hecho de que llegaron demasiado tarde. Los bancos
"argentinos" bajo control extranjero ya habían desangrado al sistema
bancario argentino. Cuando la población comenzó a exigir se les
regresaran sus cuentas de ahorros y de cheques, el Presidente en turno
Fernando de la Rúa se encontró con que el dinero ya no estaba ahí. El 20
de diciembre del 2001 se le forzó a renunciar frente a las
manifestaciones multitudinarias de los "cacerolazos".
El
21 de septiembre del 2011 la recién electa Directora Gerente del FMI,
Christine Lagarde, quién hoy exige se le reduzca a Grecia a niveles
africanos de pobreza, le gruño a un periodista que le preguntó si
Argentina sería un modelo adecuado a seguir por Grecia, "encuentro tales
comparaciones odiosas. No puedes comparar la situación de un país con
la de otro".
El abrazo del FMI "no es estar en el cielo"
Cuando Néstor Kirchner tomo juramento como Presidente el 25 de
mayo del 2003, habiendo ganado sólo el 22% del voto, Argentina sufría la
peor crisis económica de su historia, con un desempleo del 25% y con un
57% de la población viviendo en la pobreza, algo sin precedentes. En
ese momento, juró darle fin al modelo del "ajuste permanente" y advirtió
dos días antes de su toma de posesión: "Podemos vivir sin el FMI". En
la ceremonia de toma de posesión, subrayó que solo se les pagaría a los
acreedores "si a la Argentina le va bien", y que a las directrices
políticas "debe juzgárselas desde su acercamiento a la finalidad de
concretar el bien común".
Después en el 2005, Kirchner
dijo durante una visita a Alemania: "estar en los brazos del FMI no es
exactamente como estar en el cielo". Al poner el interés de la población
antes que el interés de los bancos dijo que Argentina había comenzado
su ascenso gradual "del infierno al purgatorio".
Como
recordó la entonces primera dama Cristina Fernández de Kirchner, su
esposo se dio cuenta de que "los muertos no pueden pagar sus deudas". De
forma que, el consumo interno, dijo durante su discurso inaugural,
"estará en el centro de nuestra estrategia de expansión... y el Estado
se incorporará urgentemente como sujeto económico activo" en el
desarrollo nacional.
Desde el punto de vista de la City de
Londres y sus aliados, de ahí en adelante todo fue en picada. Kirchner
era la piedra más grande en sus zapatos, no sólo al actuar en defensa de
la soberanía de su propia nación en contra de los depredadores
financieros, sino también al tomar un papel de liderazgo regional e
internacional en la batalla para crear "una nueva arquitectura
financiera internacional" que hace del desarrollo económico soberano de
las naciones su prioridad.
En contra de 'genocidas y ladrones'
En marzo del 2005, Argentina concluyó de forma exitosa la
reestructuración de la mayor parte de los 88 mil millones de dólares en
los que había caído en incumplimiento en diciembre del 2001. Como
Kirchner explicó en un viaje a Alemania dos meses después, la crisis que
estalló en diciembre del 2001 y llevo al incumplimiento fue producto de
"un modelo político-económico al servicio de intereses ajenos al bien
común que favoreció la proliferación de los genocidas y ladrones".
A pesar de que el recorte de 60% en el cambio de los bonos
enfureció a los tenedores de los bonos viejos, en especial a los
depredadores fondos buitres que habían especulado sobre la deuda
argentina previo al incumplimiento en espera de ganar en grande, la
participación de los tenedores de bonos fue de un 76.07%. A principios
de mayo del presente año, la Presidente Fernández recordó que fue la
reestructuración de la deuda lo que había aliviado la situación,
"permitiendo sacarnos ese lastre de encima". Vamos a continuar
rechazándolos dijo, "y no vamos a permitir que vuelvan a colocar sus
garras en la Republica Argentina, ni en nuestras empresas nunca más".
El 15 de diciembre del 2005, Kirchner utilizó las reservas del
Banco Central Argentino para pagar los 9.8 mil millones de dólares que
se le debían al FMI, explicando que la deuda con el fondo "ha sido un
constante vehículo de intromisiones".
Europeos jóvenes que
ahora emigran a Argentina en grandes cantidades se ven atraídos por los
logros de la nación como resultado de la insistencia de los Kirchner en
la soberanía nacional: un crecimiento sin interrupciones que promedia
el 8% anual en los últimos ocho años, haciendo de Argentina la segunda
nación con el crecimiento más acelerado en el mundo después de China; la
creación de millones de empleos productivos; el aumento a los salarios y
la recuperación por parte del Estado del control del sistema de
pensiones que se había privatizado; el Mercado interno fortalecido y
protegido. El optimismo y orgullo que los argentinos sienten por los
logros de su país y de su propio futuro es palpable, en marcado
contraste con la desesperación que se siente en Europa.
Sí a la ciencia. No a los verdes
Si hay algo que el Imperio Británico encuentra "odioso" de
Argentina, es el compromiso de la Presidente con la ciencia y la
tecnología como medios para asegurar el avance de su nación. La creación
de la maravillosa exhibición de ciencia y tecnología, Tecnópolis, que
ahora es permanente, y que ha atraído a millones de Argentinos —en
especial a niños— para observar la historia de los logros científicos de
la nación, es un reflejo de ése compromiso. El desarrollo de la energía
nuclear y de la tecnología satelital y aeroespacial son también
prioritarias.
La Presidente Fernández no quiere nada con
la agenda maltusiana del Club de Roma de despoblación, como lo hizo
explícito el 18 de mayo Silvia Révora, Subsecretaria de Planificación y
Política Ambiental, quien había anunciado que en la cumbre de "Río +20"
en Río de Janeiro (que se realizó del 20 al 22 de junio) Argentina "dirá
No a la economía verde". El tema fundamental es la defensa de la
soberanía nacional, dijo Révora, y el derecho de toda nación es escoger
el modelo de desarrollo económico "sin que los países industrializados
impongan condiciones" sobre naciones a las que no se les considera lo
suficientemente "verdes".
Cristina Fernández ha declarado
que el desarrollo de la ciencia y la tecnología "es una política de
Estado que jamás será abandonada". En un discurso el 23 de abril de este
año en el Ministerio de Ciencia y Tecnología, frente a 30 directores
del Instituto Max Planck de Alemania —esta prestigiosa institución ha
elegido a Argentina para la ubicación de la sede de las operaciones de
biotecnología en Iberoamérica— Fernández anunció que, desde el 2003, el
gobierno ha aumentado la inversión en ciencia y tecnología en un 937% y
repatrió a más de 900 científicos a los que se les había forzado al
exilio en los noventa, luego de que el loco del Ministro de finanzas
Domingo Cavallo declaró que Argentina no los necesitaba y de que
estarían mejor buscando trabajo de lavaplatos.
Fernández
ha recalcado que la ciencia y la tecnología son fundamentales para el
desarrollo de la nación y de su juventud. Cuando se lanzó el satélite
argentino SAC-D Aquarius en junio del 2011 de la base de la Fuerza Aérea
estadounidense Vandenberg en California, Fernández les dijo a los niños
que miraban el evento que "ésta es la Argentina que nosotros tenemos
que mostrar todos los días... enseñándoles a estos chiquitos lo que son
las actividades espaciales para formar nuevos científicos". Es tan
importante, enfatizó, "que nuestros chicos vean las posibilidades
infinitas que dan estas nuevas" tecnologías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario