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Washington
ha asignado más de 6.000 millones de dólares solo durante 2012 para
financiar el entrenamiento de militares extranjeros, según datos del Departamento de Estado,
que sostiene que invertir en las fuerzas armadas de otras naciones
ayuda a construir mejores alianzas y promover los intereses
norteamericanos más allá de las fronteras de EE.UU.
“Desde el punto de vista del Gobierno de Washington, es muy útil
tener militares de otros países integrados en el Ejército de Estados
Unidos. Reciben entrenamiento, equipamiento, armas, es el equipo
completo, lo reciben todo”, asegura Brian Becker, el coordinador de la
coalición Answer.
Siguiendo con esta línea de operación, EE.UU. planifica dejar unas
10.000 tropas en Afganistán para seguir entrenando a las fuerzas
militares nacionales y emprender operaciones especiales después de 2014,
año en que Washington supuestamente debe retirar todas sus filas del
país.
“Diría que el entrenamiento de tropas, especialmente en Iraq y Afganistán,
es algo catastrófico. Se basa en la siguiente fantasía: si EE.UU.
compra los uniformes, proporciona las armas y entrena a los soldados,
estos de alguna manera se van a convertir en fuerzas confiables. Se
puede ver en el caso de Afganistán, los gobiernos están unidos, los
gobiernos son socios, pero las tropas afganas no consideran a los
estadounidenses como amigos. De hecho, los ven como unos extraños que
ocupan su país”.
Libia es otro destino para los ejércitos subsidiarios de EE.UU. La Administración de Obama
obtuvo permiso para asignar dinero a la división especial de este país.
Unos 500 soldados estarán involucrados en el entrenamiento de las
fuerzas armadas locales. No obstante, el objetivo de este programa puede
ser mucho más pragmático que enseñar a combatir al Ejército libio.
“Este entrenamiento es muy interesante porque no se trata de enseñar a
la gente a utilizar armas o el nuevo equipamiento, en realidad se trata
de adoctrinar. Y sin duda, la ayuda es una de las herramientas que usa
Estados Unidos y que les ha funcionado muy bien. Así se aseguran de que
las élites de estos países son leales a Estados Unidos. Son leales en
términos de política exterior, les abren sus economías y reciben a sus
multinacionales”, señala el periodista Neil Clark.
De acuerdo con los líderes paramilitares, un equipo de estadounidenses ya está a la búsqueda de posibles reclutas en Libia.
Sin embargo, el hecho de que la nación esté dividida podría ser un
problema y obstaculizaría seriamente los planes de Washington.
“No hay ningún ejército en Libia y no lo va a haber porque, cada vez
que se intenta, se crean milicias que tienen lealtad a una tribu, una
secta o religión en lugar de al país. Uno no puede crear un ejército (de
la nada)”.
La idea de los ejércitos subsidiarios no surgió recientemente. En la Escuela de las Américas,
en EE.UU., se entrenaba a los militares de países latinoamericanos.
Ahora los defensores de derechos humanos denuncian que los graduados de
la apodada ‘escuela de la muerte’ torturaron e incluso asesinaron a
miles de compatriotas. Varios países de la región decidieron terminar su
cooperación con esa entidad, lo que podría suponer que en un futuro
próximo otras naciones decidan también cortar sus relaciones con dicha
escuela militar.
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