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Aburrida, exageradamente llena de anuncios, y con
“periodistas” mediocres y manipuladores, la televisora norteamericana
CNN, mejor dicho, CMM (Cadena Mas Mentirosa) se le debería otorgar, si
existiera, el Premio Nobel del Embuste, y de seguro le fuera bien
merecido…
Asiduamente difamando de Latinoamérica, y en general de la mayoría de
los llamados países del Sur, la CMM cuenta en su haber con records de
informaciones falseadas, infundadas o inventadas, al tiempo de no tener
escrúpulo alguno en tergiversar o censurar incluso hasta jefes de Estado
y de Gobiernos.
Recientemente, esa cadena estadounidense, vinculada sin duda alguna a
la Agencia Central de Inteligencia (CIA) u otros servicios secretos de
Washington, fue denunciada por Rusia por mentir sobre la actual
situación en Siria, como igual hizo con Libia en 2011, y lo ha hecho con
Cuba, además de Venezuela, Ecuador y Bolivia en los últimos años, por
citar solo algunas de las naciones blancos constantes de sus disparos
embusteros.
Enumerar el haber de ignominias de la CMM sería interminable, pero
hay ejemplos que valen la pena referir para demostrar su total falta de
profesionalismo, que oculta la verdad y subestima la inteligencia de los
televidentes. Acaso un día podría ser demandada internacionalmente por
tales razones.
En nombre de su “libertad de prensa”, que es engañar y adulterar, ese
hoy poco visto medio norteamericano ha jugueteado con la salud del
Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, hasta el punto prácticamente de
desearle la muerte, a la vez de embestir continuamente contra el proceso
revolucionario en ese país.
Similar ha especulado incisivamente, y todo lo que ha querido, con la
enfermedad que padeció el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, y
con las transformaciones socioeconómicas que se escenifican en la isla
caribeña, estas últimas tratándolas de poner en entredichos y
minimizarlas.
En 2012, por mencionar otras infamias de la CMM, dicha cadena
manipuló afirmaciones de Rafael Correa e hizo cortes con mala fe a sus
declaraciones, e insinuó que el Presidente de Ecuador debería “estar en
su casa”.
Otro caso parecido protagonizó la misma televisora con el mandatario
boliviano, Evo Morales, a quien censuró también, en junio del pasado
año, en una entrevista que abordaba diversos temas relacionados con su
presencia en una cumbre del Mercosur y el golpe de Estado en Paraguay,
entre otros.
Morales fue interrumpido en reiteradas ocasiones por el entrevistador
con preguntas y adjetivos que le obligaron a pedirle al periodista que
lo dejara terminar de hablar, y al final CMM corto la respuesta del
líder boliviano.
Claro que si no respeta a los jefes de Estado, menos aun a sus
televidentes, a quienes ese medio engañó cuando difundió supuestas
imágenes de un terremoto en Haití, que en realidad correspondían a otras
de archivo de un movimiento telúrico similar ocurrido en Japón, con el
objetivo de “demostrar que tenía la primicia informativa”.
Entre sus “figuras estrellas”, denominadas analistas o expertos, la
CMM cuenta con personajes como el terrorista de origen cubano Carlos
Alberto Montaner, y el converso excanciller mexicano, Jorge Castañeda,
además de otros “periodistas” conocidos por sus posiciones
reaccionarias, e incluso racistas.
Según diversas fuentes, la difamación sobre determinados países es
oxigeno para esa cadena, que subestima a los latinos, sus supuestamente
principales televidentes, y oculta la verdad porque puede ser peligrosa
para Estados Unidos.
Lo cierto es que la CNN, perdón CMM, tiene cada vez menos influencia y
receptores en Latinoamérica, contrario a Telesur que, con su veracidad y
objetividad, ha crecido en teleaudiencia hasta llegar a los 376
millones en señal abierta, y unos 40 millones por suscripción.
La CMM tiene los días contados, o muere por falta de suscriptores o
por una demanda internacional, quizás sin poder recibir el Premio Nobel
del Embuste.
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