¿Dialogo con quién y para qué?
Respuesta a Blades de una estudiante de la UNEFA que sí leyó a Lenin
Alicia Katherine Ochoa
Estudiante de la UNEFA, ama de casa y madre venezolana con el corazón a la izquierda
Ruben Blades, como ministro de Cultur de Panamá, junto con Obama.
Respuesta de una revolucionaria
venezolana, estudiante de la UNEFA y ama de casa a la carta de Rubén
Blades donde se permite citar a Lenin y utilizar su pasado izquierdismo
para llamar a la conciliación y negociación con los
contrarrevolucionarios.
"De todos es sabido que, durante
estas últimas semanas, estamos asistiendo a una oleada de comentarios y
pronunciamientos en medios de comunicación de todo el mundo
tergiversando, como es habitual, lo que ocurre en Venezuela y difamando
al gobierno democráticamente elegido del Presidente Nicolás Maduro y a
la clara mayoría de venezolanos que le apoyamos.
Uno de los elementos nuevos (o al menos más intenso que en otras
ocasiones), y que me llama la atención, es la intervención de numerosos
actores, actrices, cantantes y figuras del mundo del espectáculo
sumándose a esta campaña. En particular, proliferan en esta ocasión
figuras identificadas por el público -tanto en Venezuela como a nivel
mundial- no como los típicos reaccionarios sino como gente “progresista”
e incluso de izquierdas; o que, al menos, en otras ocasiones han
criticado intervenciones del imperialismo. Una de las intervenciones más
significativas, y que más polémica han suscitado, a causa de los
antecedentes políticos del artista (autor de letras con contenido social
crítico como “Pablo Pueblo” y otras, defensor de algunas causas
progresistas, ministro de turismo del gobierno socialdemócrata de Martín
Torrijos,…), así como por lo seguidas que son sus letras y su música en
Venezuela y los argumentos, que utiliza es la del panameño Rubén
Blades.
En una de sus cartas, Blades incluso llega a utilizar nada más y nada
menos que a….!Vladimir Ilich Lenin! (y recomendar ,no sin cierta ironía,
su lectura al Presidente Maduro) para explicarnos porqué tenemos que
renunciar a llevar adelante el programa de la revolución bolivariana
propuesto por el comandante Chávez (y apoyado en sucesivas convocatorias
electorales por una mayoría clara de ciudadanos) y darnos la mano con
quienes intentan una y otra vez la vía del golpe de estado, se dedican a
sembrar el caos en la calle, atacan vidas humanas y –como demostraron
el 11 de abril de 2002 o, más recientemente, el 15 de abril de 2013 (o
este mismo 12 de Febrero)- no dudarían en lanzarse a la cacería de
chavistas y comunistas si mañana regresasen a Miraflores.
Blades habla de Venezuela como “una casa dividida” con “habitaciones
por las que no se puede circular” y dice que no quiere venir al país
mientras eso no cambie. Lo primero que hay que decir es que la única
división que existe en Venezuela es la misma que en todo el mundo: ricos
y pobres, y quien la crea es el capitalismo. Esta división no la creó
Chávez ni el gobierno bolivariano. Estos mismos días se cumplen 25 años
del “caracazo”, cuando millones de personas se echaron a la calle porque
no soportaban más el hambre y la miseria a que nos condenaban los
gobiernos de la IV República y fueron masacrados por los gobiernos de
quienes hoy dirigen la oposición y hablan de irrespeto a los derechos
humanos. Si la revolución bolivariana negociase con la oposición
contrarrevolucionaria y no aplicase políticas socialistas (que son las
únicas que pueden acabar con esa división en ricos y pobres y resolver
los problemas sociales) ,tal como plantea Blades en su carta, el
resultado no sería la paz y reconciliación sino nuevos y más violentos
“caracazos” porque la política de los contrarrevolucionarios sería la
misma de siempre. Ya lo han dicho: reducir la presencia y controles del
estado, “liberalizar” la economía, fomentar “un clima adecuado para la
inversión de los empresarios”. Este lenguaje calculado engaña cada vez a
menos gente: otros pueblos latinoamericanos (y el mismo pueblo de
Venezuela en el pasado) ,o ahora los pueblos de Europa (Grecia,
Portugal, España…), sabemos bien lo que significa: palos para los más
pobres y que la riqueza se siga concentrando en las manos de los de
siempre.
Lo que ocurre en Venezuela es que, cuando ha llegado un líder que -como
Hugo Chávez- intenta responder al pueblo, y un gobierno bolivariano que
toma medidas como regular el precio de toda una serie de productos,
expropiar empresas cerradas por los capitalistas, impedir la
privatización del petróleo y otros recursos nacionales y servicios
sociales, los capitalistas y las grandes multinacionales imperialistas
se sienten amenazados. Y la gigantes maquinaria de sabotaje del
capitalismo, que sigue controlando sectores decisivos de la economía,
los medios de comunicación e incluso del estado (a través de su quinta
columna burocrática) se pone en marcha para intentar sabotear la
revolución y torcer la voluntad democrática del pueblo que durante casi
14 años ha apoyado en una elección tras otra este proceso
revolucionario.
La división la crean los capitalistas condenando a millones de personas
a la pobreza durante décadas mientras creaban unas islas de riqueza
donde viven unos pocos, organizando ahora el sabotaje económico mediante
el desabastecimiento, la especulación con los precios, etc. Y en
determinados momentos -como el actual- utilizando las bandas fascistas
(sí, fascistas y no jovencitos molestos y descontentos) Todo ello
combinado con una brutal campaña de desinformación a escala mundial. El
objetivo siempre es el mismo: intentar recuperar el control directo del
poder en Venezuela. O sea, que lo que vemos hoy en Venezuela es la lucha
entre revolución y contrarrevolución. Una lucha que aquí tiene más
tiempo y está más avanzada pero ya empezamos a ver en otras partes del
planeta como Grecia, Ecuador, Bolivia, etc.
¿Porqué, si a Rubén Blades y otros artistas les preocupa lo que ocurre
en Venezuela y son personas sensibilizadas por los problemas sociales,
no empiezan hablando contra el desabastecimiento de productos básicos
que organiza sistemáticamente la burguesía? ¿O la especulación con los
precios, que intenta condenar al pueblo a no poder acceder a toda una
serie de bienes y servicios que quedan reservados a una minoría de
privilegiados? ¿Por qué no denuncia como los capitalistas venezolanos y
las multinacionales utilizan las divisas que les concede el propio
gobierno venezolano a precios preferenciales para importar productos a
5.000 Bs. y luego los venden a 50.000, 60.000 o más? ¿Por qué no se
pronunció en noviembre pasado en apoyo a las medidas del presidente
Maduro regulando toda una serie de productos para intentar que el pueblo
pudiera acceder a ellos? ¿Por qué no opone esa intervención a la de los
gobiernos capitalistas de su Panamá o de Estados Unidos y otros países
que cierran empresas, aplican planes de ajuste y favorecen que los ricos
sean cada vez más ricos y los pobres más pobres? ¿Porqué no menciona
–él, que es un artista- la lucha contra el analfabetismo, planes
sociales como las Misiones , la extensión de la salud, la educación y la
cultura a sectores de la población que antes no teníamos acceso a
ellos? ¿Porqué no opone, en definitiva, todas estas conquistas y logros
de la revolución bolivariana a lo que ocurre en los países gobernados
por esos que se llenan la boca hablando de “democracia” y “diálogo” para
Venezuela mientras condenan al pueblo al hambre y el desempleo en sus
países, le quitan la vivienda, privatizan la salud y educación y, cuando
el pueblo intenta protestar, reprimen –ahí sí, violentamente y sin
reparar en nada- esas protestas?
Si Blades no se guiara por lo que le dice la burguesía (que al fin y al
cabo es la que le permite editar y distribuir sus discos, y la que
orienta su opinión a través de los medios de desinformación y creación
de opinión burgueses) ,o por lo que le cuentan sus amigos reaccionarios
del mundillo del espectáculo, o lo que plantea la “izquierda” del
partido Demócrata de Obama (la misma que no dice esta boca es mía ante
la forma en que el Premio Nobel de la paz “defiende la democracia” a
golpe de bombas y cadáveres en Afganistán, Irak, Libia, Siria, etc)
intentaría venir a Venezuela a conocer la opinión de personas que, como
yo y otros muchos compatriotas, tenemos acceso a la formación y la
cultura gracias a iniciativas como la Misión Sucre, Ribas, etc. o las
universidades públicas (que ,como la UNEFA, por primera vez se abrieron
al pueblo), con los que participamos en los organismos del poder popular
(Consejos Comunales, Comités de Tierras, Consejos de Trabajadores,
sindicatos,…) y no con las mentiras y medias verdades que lanzan los
dirigentes de la oposición venezolana a través de sus medios. Si
intentase conocer la situación real de Venezuela vería que en esta
“casa”, que él califica de “dividida”, todo el mundo circula por las
habitaciones que la da la gana.
Bueno, lo cierto es que durante los últimos días, algunos de esos a los
que Blades califica en su carta como “lo nuevo que lucha por hacerse
considerar y respetar” han intentado prender fuego a alguna de esas
“habitaciones”, matar a otros ciudadanos y montar barricadas
incendiarias para bloquear el paso a sus puestos de trabajo a sus
propios vecinos (muchos de ellos votantes de oposición también) con el
objetivo de provocar algún golpe militar o generar las condiciones para
una de esas intervenciones militares que Blades, por supuesto, no apoya
pero que así es como se fabrican y preparan. Precisamente porque son una
minoría, la movilización de la juventud pequeño-burguesa reaccionaria
no ha conseguido pasar de sus urbanizaciones de clase media-alta y los
organizadores de esta campaña de desestabilización no han conseguido
tampoco en esta ocasión tener éxito en sus planes. Aunque sabemos que
seguirán intentándolo.
El Sr. Blades y el resto de figuras y personalidades que, o bien
desinformadas, o bien movidas por prejuicios ideológicos u otros
intereses, se han manifestado estos días hablando de enfrentamiento
civil, “casa dividida”, lugares por los que no se puede caminar, etc. y
llamando a la reconciliación deberían responder a una pregunta. Si no se
trata de la acción desestabilizadora -ya vista en otros momentos y
países- de fascistas ,sino del enfrentamiento entre ciudadanos, ¿porque
las acciones y focos de violencia se concentran en las zonas de clase
media alta donde suele ganar la oposición? ¿Por qué Blades y los demás
artistas que se han pronunciado con tanta energía contra la “represión” y
“división” en Venezuela no lo hacen con esa misma energía cuando se ven
las fotos de la represión a manifestaciones de izquierda en España,
Portugal, Grecia, Chile, Colombia, o los propios Estados Unidos?
Rubén Blades llama encarecidamente al presidente Maduro a leer la
enfermedad infantil del izquierdismo y le dice que, si no, le pregunte a
Fidel, que seguramente lo ha leído. Yo sí he leído ese libro y otros
muchos de Lenin, y he podido hacerlo porque yo y un número de
venezolanos seguramente mayor al de ciudadanos de otros países tenemos
acceso a estos y otros muchos autores, también a Galeano y sus “venas
abiertas de América latina” o su “mundo al revés” (tan necesarios para
comprender lo que ocurre en Venezuela), porque en la patria de Bolívar
se ha disparado durante este proceso revolucionario la edición y venta
de libros, incluidos muchos que como “el izquierdismo” de Lenin en otros
países son prácticamente marginados y desaparecidos.
Por cierto, si el “camarada Blades” está tan preocupado porque los
revolucionarios e izquierdistas conozcamos las ideas del leninismo,
despreció una magnífica oportunidad de darlas a conocer a su propio
pueblo cuando fue miembro del gobierno de Panamá bajo la presidencia
Martín Torrijos, y sobre todo de llevarlas a la práctica pues el
gobierno de Torrijos (el hijo, porque su padre sí fue un luchador
antiimperialista), al que perteneció, fue elegido por el pueblo para
hacer una política de izquierdas a favor de los oprimidos y salió de
manera ignominiosa del poder tras ceder a la presión de los ricos y el
imperialismo y hacer todo lo contrario: aplicando recortes sociales y
privatizaciones que llevaron al desencanto y desmoralización a sus
votantes y permitieron la llegada de la derecha más recalcitrante al
gobierno. ¿Es esa la política que nos recomienda Rubén Blades para
superar el enfrentamiento y resolver los problemas de Venezuela?
El Sr. Blades dice que no le guía en sus opiniones sobre Venezuela
ninguna voluntad de servir a ninguna campaña, se queja de que le digan
que hace el juego a la estrategia de CIA, según él sólo le guía su
honestidad, su respeto por Venezuela y la necesidad de expresar sus
opiniones sinceras. No puedo opinar sobre sus intenciones subjetivas, a
lo mejor son buenas, pero si es así debería cuidar los argumentos y
referencias históricas que utiliza y no manipularlas ni tergiversarlas.
Porque eso es lo que hace cuando se le ocurre citar nada más y nada
menos que a Lenin y especialmente su polémica con Radek y Bujarin.
Solamente para aclarar, ya que aunque el Sr. Blades utilice ese
“argumento” con cierta dosis de ironía y demagogia, en Venezuela -le
guste a él o no- estas ideas son objeto de debate entre amplias capas de
la población que antes de la llegada del comandante Chávez nunca
habíamos tenido la ocasión de acceder a ellas y hoy podemos debatir
nuestra opinión al respecto.
Efectivamente, en su polémica con estos otros dirigentes
revolucionarios, Lenin defiende que en una situación en la que la
movilización revolucionaria de los trabajadores no había podido tumbar
todavía a los regimenes capitalistas e imperialistas que rodeaban a la
Rusia revolucionaria, con un pueblo exhausto tras años de guerra
imperialista, el gobierno revolucionario ruso podía llegar a acuerdos
económicos PUNTUALES con el imperialismo siempre y cuando NO AFECTASEN
NI CONDICIONASEN SU POLÍTICA REVOLUCIONARIA. Al mismo tiempo, HACÍA TODO
LO POSIBLE POR INTENTAR EXTENDER LA REVOLUCIÓN A OTROS PAÍSES Y AYUDAR A
LOS REVOLUCIONARIOS EN SU LUCHA CONTRA EL CAPITALISMO. El carácter de
estos acuerdos era comercial, para garantizar la supervivencia
financiera de la revolución, nunca condicionó las políticas internas que
se aplicaban en la URSS (que eran de construcción del socialismo) De
hecho, en esas mismas fechas nace la Internacional Comunista. En esa
categoría de acuerdos comerciales puntuales entrarían cosas como vender
el petróleo a Estados Unidos mientras Venezuela no tenga compradores
alternativos que le garanticen mantener el mismo nivel de ingresos, pero
nunca el negociar con los fascistas y contrarrevolucionarios el aplicar
o no medidas socialistas.
El mismo Lenin, que debe estar revolviéndose en la tumba al ver como lo
citan y utilizan para defender la conciliación con la burguesía, luchó
por aplicar las políticas revolucionarias contra viento y marea y no
vaciló ni un momento en hacerlo, aún contra la intervención de 22
ejércitos extranjeros, atentados que casi le costaron la vida, actos de
sabotaje, etc. Por cierto, los bolcheviques al inicio de la revolución
rusa permitieron la actuación legal de todos los partidos opositores
salvo las bandas fascistas armadas que perseguían y asesinaban a judíos y
revolucionarios. Sólo cuando estos grupos tomaron la vía de la acción
armada, el sabotaje, la destrucción de vidas humanas, procedieron a
ilegalizarlos.
La importancia de los comentarios de Blades y otros artistas sobre la
revolución venezolana no es significativa por sí misma sino como
síntoma. No es casualidad que a un año de la muerte del comandante
Chávez, que se ha ganado el respeto de millones de personas de todo el
mundo por volver a plantear las ideas del socialismo y denunciar el
sistema capitalista, cuando el capitalismo mundial está en crisis (al
igual que la socialdemocracia que lo defiende) y millones de personas en
todo el mundo buscan alternativas por la izquierda, esa “izquierda”
light a la que está vinculado ideológicamente hoy Blades, sectores del
partido demócrata estadounidense (el partido que la burguesía gringa
utiliza para engañar a las masas) o de la socialdemocracia europea y
latinoamericana (que juegan similar papel) se sumen a una campaña como
la que esta en marcha para tergiversar lo que ocurre en Venezuela.
Tampoco lo es que utilicen a artistas e intelectuales que son vistos
como de izquierda.
Somos conscientes de que dentro de nuestra revolución (como en
cualquier proceso que sea producto de la acción humana, y más de la
acción humana en una sociedad dividida en clases como la que genera el
capitalismo) tiene contradicciones, fallas y también la acción de
enemigos que sabotean, desde fuera y desgraciadamente también desde
dentro. Pero eso sólo lo derrotará el pueblo revolucionario y
consciente, llevando la revolución hasta el final, acabando con el
sabotaje de los capitalistas y expropiándolos para resolver los
problemas sociales mediante la planificación democrática de la economía,
desarrollando plenamente el poder de los trabajadores y el pueblo para
acabar con la corrupción y el burocratismo. Somos los revolucionarios
mismos los que más denunciamos y combatimos los males citados y luchamos
por su resolución definitiva.
Los que promueven la desestabilización, el desabastecimiento y el
fascismo en Venezuela lo que quieren no es resolver ningún problema
porque ellos mismos los promueven para intentar sembrar el caos y el
descontento entre sectores de las masas. Lo único que pretenden es
manipular a esos sectores que utilizan como ariete contra la revolución
(como siempre ha hecho el fascismo) para volver a una situación anterior
en la que controlaban el país y se beneficiaban en exclusiva, mediante
la corrupción y un capitalismo de compinches, de su saqueo. Para
intentarlo, utilizan a un sector de jóvenes de clase media y alta e
intentan ganar el oído de capas desmoralizadas, y desclasadas,
descontentas con las contradicciones y fallas que tenemos, de las masas.
Aunque de momento sin tener éxito en la cantidad e intensidad que
necesitan. Nada de esto es nuevo: es la actuación tradicional del
fascismo en sus primeras etapas. Si se negocia con ellos, si se
concilia, como pide Blades, el resultado también será el mismo que hemos
visto en otros momentos: si se hacen fuertes intentarán exterminarnos
físicamente a los revolucionarios y acabar con cualquier aspiración de
justicia de las masas.
Tampoco es nuevo que aparezcan voces dentro de la burguesía y la
pequeña-burguesía intelectual que se las da de “progre” (pero que a la
hora de la verdad reproduce las ideas y prejuicios que siembra la
burguesía), minimizando u ocultando lo que significa el fascismo y
culpando a la revolución de que haya tensiones políticas y violencia.
Blades apela al “alma venezolana”. Pero ¿qué alma tienen los golpistas
del 11 de abril, los fascistas que queman centros de salud y matan o
amenazan de muerte a sus vecinos por apoyar al gobierno revolucionario?
¿Desde cuándo los oligarcas que nos condenan al hambre y la pobreza y el
pueblo que sufre esos males podemos sentir y pensar lo mismo? No existe
un “alma venezolana”, panameña o estadounidense, existe la conciencia
revolucionaria (y en este caso también patriótica y de clase) de los
trabajadores y el pueblo, los oprimidos que luchamos por un mundo sin
explotación y con justicia. También existe la conciencia de sus propios
intereses de los explotadores, que harán todo lo que puedan para que
nunca podamos conseguirlo. Ese todo lo que puedan engloba sabotaje,
desabastecimiento, violencia en las calles y también utilizar a los
artistas e intelectuales que (independientemente de cuales sean sus
intenciones) se presten a ello, para sembrar confusión y disfrazar mejor
sus objetivos. Cada uno elige de qué lado se pone en esta lucha".
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