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"¡Cómo pasa el tiempo! ¡Parece que vuela...!" Este latiguillo de conversación de ascensor encierra un hondo secreto: la historia aparenta acelerarse en la medida en la que se acerca a su colapso. La escatología islámica habla explícitamente de un tiempo final dilatado, de percepción ilusoria, en donde "un día dura un año, otro dura como un mes, y otro como una semana." Y así lo vivimos: cualquier año de esta década tiene una densidad histórica superior a cualquier siglo de la Edad Media. En un día, sucede lo que hace poco sucedía en el desarrollo de un lustro. Una semanita de este 2014 da mucho de sí; por ejemplo, esta última.
La armadilla de la UE se ha mostrado finalmente como la demostración empírica de que la banca siempre gana al Monopoly: Miércoles negro en los mercados de toda Europa, una Alemania frenada, una Francia disfuncional y una España a rebufo de esta carrera de tortugas para averiguar quién es más pig. Quien llega primera es Grecia, de la que ya nadie duda que será gobernada por Syriza el año que viene.
Una constitución, un sistema electoral y una ingeniería social ad hoc, ponen a huevo la victoria de los neo-comunistas. Es algo que ya se ha decidido, tendrá que suceder, sí o sí: la disolución de Europa y su coagulación social en el totalitarismo democrático de la burocracia del IngSoc. En Grecia, se llamará Syriza. Y en España... ¿Cómo se llamará en España?
Esta misma semana, mientras se discute si se hace coincidir la proclamación de la República Independiente de Cataluña con el colapso griego del primer semestre de 2015, se ha celebrado el Festival Pop de Podemos. Pero por mucho marketing molón y mucha apariencia de Festimad, este aquelarre progre sirvió para otra cosa: se pudo ratificar lo que en este blog se lleva diciendo desde su primer post:
- Podemos es una pretensión de gobierno con un fin explícito de poder que justificará cualquier medio. Quien siga pensando que "estos de Podemos son unos frikis" es que no saben dónde están pinados.
- Podemos es un instrumento de la élite globalista para con el pueblo español, un mero cartabón al servicio de la arquitectura de un Nuevo Orden Mundial que ya no es futuro sino presente contínuo.
- Podemos es un partido comunista. Maquillado, de apariencia softcore, postmoderno, chachi piruli, sin hoces ni martillos... pero comunista clásico en su estructura, sus estrategias, sus operaciones. Los "círculos" de Podemos son réplicas de las asambleas revolucionarias cubanas; su lenguaje está extraído del comunismo italiano "arco iris" (por ejemplo, aquello de la casta), y su dialéctica y justificaciones ya se delatan como marxistas de toda la vida: "El Cielo se gana por asalto."
No es el primer ni único ni por supuesto el último guiño simbólico o linguístico de Pablo Iglesias a la imaginería marxista. "El cielo conquistado al asalto"... pero ¿qué cielo será ese para un movimiento político laico hasta el tuétano, sin complejos anti-clericales, e incluso, diría yo, ateo? El de la dialéctica marxista: el del hombre hecho Dios. O mejor: el del hombre que sustituye a Dios. Un cielo sobre la Tierra que siempre acaba igual: administrado por un partido que pisotea la cabeza, una y otra vez, de un pueblo que se acostumbra a vivir en el infierno. Es el cielo que asaltará Podemos, dicho sea de paso, sin necesidad de mucha lucha ni heroismo, pues ya se encargará la élite de poner una alfombra roja o una escalinata hacia el mismo (como aquella de Led Zeppelin). El Cielo puesto en bandeja para un hombre que (bien como tonto útil, bien como inteligente inútil -para mí, lo segundo-) no duda en hacer un análisis darwinista de sí mismo. "No soy un macho alfa...", dice. Lo sabemos: eres un sarasa omega incapaz de engañarnos.
Podemos (en primera persona del plural) jamás podrá con los más fuertes, con los únicos, con la fortaleza individual y singular. Podemos jamás podrá conmigo.
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