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14 octubre, 2014

Mi Versión del Himno Nacional #PabloIglesias

ibnasad.com
 
"Ser español no es sacar la rojigualda y escuchar pasodobles de Manolo Escobar". La frase es del capullo de Pablo Iglesias. (Sí, capullo... y gilipollas, meapilas, pamplinas, mameluco... por favor, no me exijan buenas formas a estas alturas del campeonato). Me concentro en un punto de la cita. Nada en contra de un Manolo Escobar, y tampoco nada contra una bandera nacional española (una bandera bonita, de combinación cromática llamativa, tan respetable como la bandera nacional italiana, siria o de Bután). Lo que a mí me ha tocado los afectos más íntimos es que este mequetrefe saque a relucir el pasodoble. ¿Qué es ser español, Pablito, chupapollas, sino conocer y reconocer como propia la tradición hispánica, dentro de ella, su tradición musical, y dentro de esta ùltima, por supuesto, el pasodoble? Un sordo puede ser patriota. Alguien al que no le gusta el pasodoble, también, claro que sí. Pero no puede serlo -es imposible- un malnacido. La mala gente no es ni española, ni sueca, ni rumana. Son de Hijoputolandia.

No interpreto la maldad desde una perspectiva moral, sino como consecuencia directa de la ignorancia. Perfidia e idiotez, a efectos prácticos, los considero sinónimos. No se piense que estoy justificando este canibalismo compatriótico tan Made in Spain, con aquel cristiano "perdónales, que no saben lo que hacen", sino todo lo contrario: denuncio la maldad española como la peor y la menos perdonable, en la medida en la que se muestra autodestructiva, suicida y estúpida. Estúpida, demasiado estúpida hasta para lo humano.

Mitad por este cabreo, mitad por una fiesta de la Hispanidad con aspecto de funeral del estado, me dio por buscar en carpetas de apuntes, unos viejos arreglos para escolares que circulaban en conservatorios y grabar en dos pistas Suspiros de España, con guitarra española y laúd árabe.



Sí, Suspiros de España, un pasodoble, taurino, español, cartaginés, marcial, de esos que no le gustan a Pablo Iglesias. El verdadero himno nacional de aquellos que, bien espiritualmente (como muchos jóvenes traicionados que sobreviven entre ruinas) o bien física y geográficamente (como en mi caso), se consideran "exiliados españoles".

Un pasodoble que reza:
¡Ay de mí! ¡Pena mortal!
¿Por qué me alejo, España, de ti?

Y yo respondo: ¡Pues claro que me alejo de ti! Se trata de las dos Españas: una, la de los masones, y la otra, la de los no masones. La España con trastorno bipolar: la España de los engañadores y la España de los engañados. Esa es nuestra eterna Guerra Civil: una minoría de bastardos manipulando a una mayoría de buena gente. Los patricidas impunes y cobardes contra unos patriotas apaleados a los que yo hoy invito (y quien se pique, ajos come) a bailar este pasodoble. Va por Ustedes. 

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