Son las ocho de la mañana y llueve, y yo siento que el cielo está llorando por cada uno de los 649 pibes que quedaron en las islas, a los que mandó a matar la dictadura de la desaparición de personas.
Son las ocho de la mañana y llueve, y yo siento que el cielo está llorando por los más de 500 chicos que se suicidaron al volver porque el Estado los abandonó y la sociedad miró para otro lado.
Son las ocho de la mañana y llueve, y yo siento que el cielo está llorando porque recuerda a los miles que fueron a vivar a Galtieri y celebraron la guerra como si hubiera sido un partido de fútbol.
Son las ocho de la mañana y llueve, y yo siento que el cielo está llorando por la insensibilidad de tanta gente hueca que sólo sabe mirarse su pupo.
Son las ocho de la mañana y llueve, y yo pienso que el cielo llora de pura emoción por compañeros como Julio César Mas, que combatió en Malvinas y fue el primero en acercarse a ayudar a la gente de Salta al 2100 cuando explotó hace casi tres años el edificio.
Son las ocho de la mañana y llueve, y yo pienso que el cielo llora agradecido por cada gesto solidario de los compañeros del Centro de ex Combatientes de Rosario, que siempre están adonde el pueblo los necesita con su camión- cocina, repartiendo su cucharón cargado de comida entre los que viven en la calle; calentándonos el alma con su taza de mate cocido en los tribunales adonde se juzga a los genocidas; acompañando a los laburantes en los piquetes que se hacen frente a las fábricas; ayudando a los inundados en aquellos lugares a los que los distintos gobiernos de turno nunca llegan.
Son las ocho de la mañana y llueve, y yo siento que el cielo llora por todos los que se llenan la boca de la palabra patria y son incapaces de ponerse un minuto en el lugar del otro.
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Claudia Abraham, docente argentina, militante de derechos humanos recuerda, con la nostalgia que impone el momento, a los verdaderos héroes de una guerra absurda que enlutó a nuestra tierra. ¡Eran tan jóvenes ellos!
Guerra que no fue por justicia, no fue por liberación, no fue por defensa de los derechos humanos sino que fue declarada por intereses macabros de seres macabros que estaban masacrando a un pueblo y pretendieron perpetuarse en el poder si acaso la "jugada", también macabra, pudiera haber salido bien.
Guerra nacida en el culo de una botella de whisky importado, guerra declarada por un borracho con apoyo de los imbéciles que escribieron algunas de las páginas más oscuras de nuestro país.
Dice Claudia: "Son las 8 de la mañana y llueve"...
Sí, Claudia, son las 8 de la mañana y en Argentina llueve...
Y este año de globos amarillos "inflados" por la dictadura civil, llueve más que nunca, Claudia!!!!
¡Llueve vergüenza!
Nechi Dorado
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