Salim Lamrani
Apóstol
y héroe nacional, padre espiritual de la Revolución Cubana, José Martí está
considerado uno de los más grandes pensadores latinoamericanos del siglo XIX.
1.
José
Julián Martí Pérez nació el 28 de enero de 1853 en La Habana de la unión de
Mariano de los Santos Martí y Navarro y de Leonor Antonia de la Concepción
Micaela Pérez y Cabrera, ambos españoles, respectivamente oriundos de Valencia
y de Tenerife. Es el hijo mayor y único varón de una familia de ocho hijos.
2.
A
los siete años ingresa en la escuela San Anacleto donde conoce a Fermín Valdés
Domínguez, quien se convertiría en amigo íntimo, de quien alabaría la “lealtad”
y la “grandeza”.
3.
En
1862, su padre, funcionario de justicia, es nombrado juez itinerante en la
provincia de Matanzas, en la zona central de la isla. Así, a los nueve años, el
joven José descubre con espanto la realidad de la esclavitud y las condiciones
miserables a las que se somete a gran parte de la población. La trata negrera
lo marcaría de por vida y sería uno de sus principales combates. Escribiría al
respecto: “En vano habían
pedido los cubanos ilustres la cesación de la esclavitud, que no pidieron jamás
los españoles. España, sorda, era la única nación del mundo cristiano que
mantenía a los hombres en esclavitud. […] Y se alzaron en guerra los cubanos,
rompieron desde su primer día de libertad los grillos de sus siervos,
convirtieron a costa de su vida la indignidad española en un pueblo de hombres
libres. La revolución fue la que devolvió a la humanidad la raza negra, fue la que
hizo desaparecer el hecho tremendo. […] La abolición de la esclavitud [por la
Asamblea de Guáimaro el 10 de abril de 1869] es el hecho más puro y
trascendental de la revolución cubana. Todo lo que divide a los hombres, todo
lo que especifica, aparta o acorrala es un pecado contra la humanidad”.
4.
En
1865, José Martí regresa a La Habana e ingresa en la Escuela de Varones donde
tiene un encuentro decisivo: Rafael María de Mendive, director de la Escuela,
favorable a la independencia de Cuba, se convertiría en su padre espiritual y
su “maestro”. Guardaría un entrañable recuerdo de él: “¿Cómo quiere que en
algunas líneas diga todo lo bueno y nuevo que pudiera yo decir de aquel
enamorado de la belleza […] [que] no escribió jamás sino sobre verdades de su
corazón o sobre penas de la patria? […] Cómo juntó, con el cariño que emanaba
de su persona, a cuantos […] amaban como él la patria”. Un año más tarde, José
Martí ingresa el Instituto de Enseñanza Secundaria de la calle Obispo de La
Habana y reside en casa de su maestro Mendive.
5.
El
10 de octubre de 1868 estalla la Primera Guerra de Independencia de Cuba.
Carlos Manuel de Céspedes, considerado el Padre de la Patria, libera a sus
esclavos y lanza el Grito de Yara
durante la sublevación de La Demajagua, cerca de Manzanillo. El joven Martí
sigue apasionadamente los acontecimientos gracias a las noticias que le
proporciona Mendive y publica un soneto a la gloria de los mambises titulado ¡10 de
octubre! Para Martí, la abolición de la esclavitud que decreta Céspedes
constituye “el primer acto como nación” de Cuba.
6.
El
19 de enero de 1869, a los 16 años, Martí lanza con su amigo Fermín Valdés Domínguez el
diario El Diablo Cojuelo en el cual
fustiga el sistema colonial y milita a favor de la soberanía de Cuba: “Los derechos se toman, no se piden; se arrancan, no se mendigan”. Ese mismo
mes, Martí estrena su diario La Patria
Libre que sólo tendrá un ejemplar. Publica su poema Abdala en el cual sella su destino: “¡Oh, qué dulce es morir cuando se muere luchando audaz por
defender la patria!”
7. El 21 de octubre de 1869, las autoridades coloniales
arrestan a José Martí tras descubrir una
carta, firmada por Fermín Valdés y él, que califica a su compañero Carlos de Castro y Castro de “apóstata” por integrar el Cuerpo de Voluntarios, al servicio de la Corona. El joven Martí es declarado “enemigo de España”.
carta, firmada por Fermín Valdés y él, que califica a su compañero Carlos de Castro y Castro de “apóstata” por integrar el Cuerpo de Voluntarios, al servicio de la Corona. El joven Martí es declarado “enemigo de España”.
8.
Cinco
meses después, el 4 de marzo de 1870, Martí reivindica la autoría de la carta
ante el Consejo de Guerra. Fermín Valdés se niega a abandonar a su amigo y
declara que es el autor de la carta. El tribunal militar decide condenar a
Martí, de apenas 17 años, a seis años de trabajos forzados, y a Valdés a seis
meses de prisión. La dolorosa prueba en la cárcel de La Habana, donde es
sometido a doce horas de labor diarias, lo marcaría para siempre: “Dolor
infinito, porque el dolor del presidio es el más rudo, el más devastador de los
dolores, el que mata la inteligencia, y seca el alma, y deja en ella huellas
que no se borrarán jamás”.
9.
En
agosto de 1870, las autoridades coloniales conmutan la pena de José Martí, cuya
salud no resiste los maltratos. Es transferido a Isla de Pinos (Isla de la
Juventud) en octubre de 1870 como deportado, en arresto domiciliario. El 15 de
enero 1871, José Martí es deportado a España, lejos de su familia. La
experiencia marca hondamente al joven patriota: “Mucho he sufrido, pero tengo
la convicción de que he sabido sufrir”.
10. En la capital española, Martí sigue militando a favor de
la independencia de Cuba, convencido de que “la única fuerza y la única verdad que hay en esta vida es el amor. El
patriotismo no es más que amor, la amistad no es más que amor”. La filosofía de
José Martí se basa en el amor: amor por la patria, amor por la plebe y por los
humillados.
11. José Martí se matricula en la Facultad de Derecho de la
Universidad Central de Madrid. Lúcido, sabe que la salvación del ser humano
pasa por la cultura: “Ser culto para ser libre. Saber leer es saber andar.
Saber escribir es saber ascender”. “La madre del decoro, la savia de la
libertad, el mantenimiento de la República y el remedio de sus males es, sobre
todo lo demás, la propagación de la cultura”.
12. En Madrid, Martí publica en 1871 Castillo y El Presidio
político en Cuba contra el sistema colonial y la opresión de la cual es
víctima el pueblo cubano. En 1872, publica también ¡27 de noviembre!, una oda a la memoria de los 10 estudiantes de
medicina fusilados por el ejército español: “Nosotros amamos más cada día a
nuestros hermanos que murieron, nosotros no deseamos paz a sus restos, porque
ellos viven en las agitaciones excelsas de la gloria”.
13. El 11 de febrero de 1873, tras la abdicación del rey
Amadeo de Saboya, el Senado y el Congreso se constituyen en Parlamento y
proclaman la República Española. José Martí redacta entonces La República Española ante la Revolución Cubana
y la manda a todos los miembros del nuevo Gobierno. El joven patriota reafirma
el derecho inalienable de Cuba –en plena guerra contra España- a ser
independiente. Denuncia el sistema colonial injusto y obsoleto y recuerda que “la libertad no puede ser fecunda para los pueblos que tienen la frente
manchada de sangre”. Según él, “no
ha de ser respetada voluntad que comprime otra voluntad” y la República
Española no puede “rechazar jamás la voluntad unánime de un pueblo”. “El
derecho de insurrección” es inalienable para un “pueblo vejado, agarrotado,
oprimido, esquilmado, vendido”. Cualquier otra salida que no sea la plena
soberanía es ilusoria pues “no ceden los
insurrectos” y un “republicano honrado” no puede negar a “un pueblo derecho que
él usó para sí”. Cuba escribe “con sangre su resolución irrevocable” y “sobre
los cadáveres de sus hijos se alza a decir que desea firmemente su
independencia”. Para Martí, la República debe ser consecuente con sus
principios fundadores. Si rechaza la conquista y la opresión, no puede aceptar
el statu quo en Cuba. Si la República
Española se basa en el sufragio universal y la voluntad del pueblo, debe
ocurrir lo mismo en Cuba. “¿Cuándo expresa más firmemente un pueblo sus deseos
que cuando se alza en armas para conseguirlos? […] Cuba reclama la independencia a que tiene derecho por la
vida propia que sabe que posee, por la enérgica constancia de sus hijos, por la
riqueza de su territorio, por la natural independencia de éste, y, más que por
todo, y esta razón está sobre todas las razones, porque así es la voluntad
firme y unánime del pueblo cubano. Cuba quiere ser libre. […] Por ley de su
voluntad irrevocable, por ley de necesidad histórica, ha de lograr su
independencia”.
14. El estado de salud
de Martí empeora en 1872 por las secuelas que dejaron los trabajos forzados.
Afectado por un tumor, producido por las cadenas que tuvo que llevar en
prisión, es operado varias veces. Viaja a Zaragoza en convalecencia en casa de
su amigo Fermín Valdés Domínguez y aprovecha el tiempo para conseguir entre
1872 y 1874 su licenciatura en Derecho Civil y Canónico y en Letras y
Filosofía.
15. En enero de 1875, José Martí viaja a Veracruz, México,
pasando por París e Inglaterra, para reunirse con su familia a la que no ve
desde enero de 1871. En México, Martí entra en el universo del periodismo y
publica entre 1875 y 1877 numerosos artículos en la revista Universal bajo los seudónimos de Anáhuac y Orestes. Su tema predilecto sigue siendo la independencia de Cuba y
de América Latina. Sensible a la condición obrera y campesina, colabora en el
diario El Socialista, órgano de
prensa del Gran Círculo Obrero de México.
Aborda también diversos temas vinculados a la política nacional de México y se
interesa por el arte y la literatura. Luego colaboraría con periódicos y
revistas de toda América y alcanzaría una fama continental (La Nación de Buenos Aires, La América de Nueva York, El Partido Liberal de México, La Opinión Pública de Montevideo y La República de Honduras).
16. Pronto, el mundo intelectual azteca celebra a Martí y lo
integra en sus círculos. Funda la Sociedad Alarcón con eminentes figuras
mexicanas y se asocia a la Sociedad Hidalgo a petición de sus miembros.
17. En 1877 se casa con Carmen Zayas-Bazán e Hidalgo, una
joven cubana, en la capital azteca. En 1878, nacería José Francisco, su único
hijo, a quien Martí dedicaría su primer libro de versos Ismaelillo.
18. El derrocamiento del gobierno de José María Iglesias por
el general Porfirio Díaz obliga a Martí a abandonar México para viajar
clandestinamente a La Habana bajo el nombre de Julián Pérez en 1877.
19. Martí se instala en Guatemala en abril de 1877. Gracias a
varias cartas de recomendación que le proporcionó José Mariano Domínguez, padre
de su amigo Fermín, José Martí consigue una cátedra de literatura y de
filosofía en la Universidad Nacional. Imparte también clases de modo voluntario
en la Academia para Chicas de América Central. Conoce allí a María García
Granados, hija del general Miguel García Granados, poeta y figura intelectual
de la independencia nacional, a quien dedicaría su famoso poema de amor La niña de Guatemala.
20. El Gobierno de Guatemala le pide un estudio sobre el
sistema jurídico nacional y aparece en 1877 el artículo Los Códigos Nuevos. José Martí recuerda en preámbulo que “el primer
deber de un hombre de estos días, es ser un hombre de su tiempo” y subraya que
no conviene “aplicar teorías ajenas, sino descubrir
las propias”. Martí celebra el acto de emancipación que constituye el nuevo Código
guatemalteco y exhorta al resto del continente a seguir esta vía, a liberarse
de la herencia colonial, a retomar “la obra natural y majestuosa de la
civilización Americana” que ha sufrido de “la injerencia de una civilización
devastadora”, y a librarse de su complejo de inferioridad: “Estudia, y luego
cree”. Para Martí, “los nacimientos de nuevas nacionalidades requieren nuevas
legislaciones” y en los pueblos libres, el derecho debe ser “claro” y
“popular”. Según el cubano, “no ha cumplido Guatemala, del año 21 acá, obra tan
grande como ésta” pues “la independencia ha tenido una forma” y “el espíritu
nuevo ha encarnado en la Ley”. Es imprescindible “ser americano en América” y
republicano en la República. Así
emerge la “nacionalidad viva y gloriosa”.
21. Profundamente marcado por la suerte de los pueblos
indígenas, la “raza”, y sus terribles condiciones de vida, Martí toma su
defensa y publica Patria y Libertad
en el cual denuncia las discriminaciones de las cuales son víctimas: “Quebrantado su espíritu de hombre, ya no quedan al indio de los campos más
que espaldas para llevar las cargas de la Iglesia, para pagar tributo a los
caciques, para comprar al español sus telas”. Para Martí, América no puede
existir sin los indígenas. Vinculando el destino de los indios –pueblo
autóctono y único legítimo según Martí– al del continente, declara que “hasta que no se haga andar al indio no
comenzará a andar bien la América” pues “la inteligencia americana es un
penacho indígena”.
22. José Martí hace la constatación que la historia del
continente americano sigue siendo desconocida. En febrero de 1878, funda la
revista Guatemala con el objetivo de
difundir la realidad latinoamericana, sus tradiciones y sus costumbres. El
diario mexicano El Siglo XIX se
encarga de la difusión de la revista.
23. La firma del Pacto de Zanjón en 1878 entre los rebeldes
cubanos y España, que pone fin a la Guerra de los Diez Años, hunde a José Martí
en la incomprensión. Decide marcharse a Cuba, convencido de que su suerte está
ligada a la de su patria. En una carta del 6 de julio de 1878 a su amigo Manuel
Mercado le hace partícipe de su destino: “¿Que llevo mi infeliz pueblo en mi
cabeza, y que me parece que de un soplo mío dependerá en un día su libertad?
[…] No a ser mártir pueril; -a trabajar para los míos, y a fortificarme para la
lucha voy a Cuba”.
24. De regreso a Cuba, Martí entra en contacto con el
patriota Juan Gualberto Gómez e intenta reorganizar el movimiento
independentista, en lo que se llamaría “La Guerra Chiquita” (1879-1880). Las
autoridades coloniales proceden al arresto de Martí y es acusado de
conspiración con otros partidarios de la soberanía de Cuba. Otra vez es
deportado a España, a Santander, en septiembre de 1879.
25. Poco tiempo después, José Martí logra refugiarse en
Francia y luego se exilia en Estados Unidos, donde viviría cerca de 14 años. El
3 de enero de 1880, desembarca en Nueva York y establece lazos con los líderes
independentistas cubanos. Los miembros del Comité Revolucionario Cubano lo
nombran unánimemente portavoz el 9 de enero y se encarga de federar a los
principales grupos patrióticos.
26. El 24 de enero de 1880, José Martí pronuncia su primer
discurso en territorio estadounidense, en Steck Hall. Orador dotado de un
carisma excepcional, procede a un análisis lúcido de la Primera Guerra de
Independencia, hace un llamado a la unión de todas las fuerzas revolucionarias
y echa las bases de una nueva epopeya libertadora que desembocaría en la
emancipación definitiva de la isla del yugo colonial español: “Los grandes
derechos no se compran con lágrimas sino con sangre. […]- ¡Qué porvenir sombrío
el de nuestra tierra si abandonamos a su esfuerzo a los bravos que luchan, y no
nos congregamos para auxiliar […]. Antes que cejar en el empeño de hacer libre
y próspera a la patria, se unirá el mar del Sur al mar del Norte, y nacerá una
serpiente de un huevo de águila”.
27. El 26 de marzo de 1880, José Martí consigue el cargo de
presidente interino del Comité Revolucionario Cubano por tres meses, tras la
salida de la expedición del general Calixto García hacia Cuba.
28. En enero de 1881, Martí abandona Nueva York para
marcharse a Venezuela. Imparte cursos en diferentes colegios y colabora en el
diario La Opinión Nacional de
Caracas. En la patria de Bolívar se desarrolla su fibra latinoamericanista e
internacionalista: “De América soy hijo: a ella me debo. Y de la América,
[Venezuela] es la cuna; […]. Deme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí
un hijo”.
29. Por su cercanía con Cecilio Acosta, pensador venezolano
aborrecido por el presidente Guzmán Blanco, José Martí se ve obligado a
abandonar Caracas por escribir un artículo en homenaje a ese venerable
intelectual, tras su desaparición en julio de 1881. Un mes después Martí
regresa a Nueva York con el objetivo de organizar “la Guerra Necesaria” y
conseguir la independencia definitiva de Cuba.
30. En octubre de 1884, Martí se reúne por primera vez con
los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo, principales figuras del movimiento
independentista, en Nueva York, y les expresa sus divergencias. Está fuera de
cuestión fundar una nación que reposaría únicamente en el poder militar y que
sería antidemocrática. Martí pide que se difiera el inicio de la nueva guerra
contra España pues no puede realizarse sin una preparación minuciosa y una
declaración pública de los objetivos buscados.
31. Martí se implica plenamente en el proyecto de la
emancipación de Cuba. El 25 de marzo de 1889, José Martí responde a un artículo
del diario de Filadelfia The Manufacturer.
Recuerda que los cubanos no son “ese pueblo de vagabundos míseros o pigmeos
inmorales” que describe el periódico: “Hemos sufrido impacientes bajo la
tiranía; hemos peleado como hombres, y algunas veces como gigantes para ser
libres […]. Merecemos, a la hora de nuestro infortunio, el respeto de los que
no nos ayudaron”.
32. El 19 de diciembre de 1889, José Martí pronuncia en
Washington su famoso discurso “Madre América” ante los representantes de 18
gobiernos latinoamericanos. Se trata de un vibrante llamado a liberar la última
patria americana encadenada por el colonialismo español. Es hora de escribir, “en una tierra que no es libre todavía, la última estrofa
del poema de 1810”, en referencia al proceso de independencia que inició Simón
Bolívar. Martí advierte al continente de la amenaza del “águila” imperial, en
referencia a los “apetitos” anexionistas de Estados Unidos y exhorta a las
naciones latinoamericanas a la unión y a que no se sometan a Washington. Martí
alienta a América Latina a librarse de su complejo de inferioridad, alabando su
capacidad creadora. Pone en guardia contra los cantos de sirenas procedentes
del Norte y recuerda la imperiosa necesidad de la emancipación definitiva:
“¡Sólo perdura, y es para bien, la riqueza que se crea, y la libertad que se
conquista, con las propias manos!” Ello es imprescindible para preservar la
identidad y la soberanía de “la América en que nació Juárez”: “Sola, y como un
pueblo, se levanta. Sola pelea. Vencerá, sola”.
33. En 1889, Martí funda la revista mensual La
Edad de Oro, destinada a los niños, con el objetivo de dar a conocer la
historia del continente y sus libertadores a las nuevas generaciones. En el
primer número, evoca la figura de Simón Bolívar: “Llegó un día [un viajero] a
Caracas al anochecer y sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó dónde se
comía ni se dormía, sino cómo se iba a donde estaba la estatua de Bolívar […].
Hizo bien, porque todos los americanos deben querer a Bolívar como a un padre”.
34. En 1890, José Martí es nombrado Cónsul de la República de
Argentina y Cónsul de la República de Paraguay en Nueva York. Ese mismo año,
Uruguay lo nombra representante oficial ante la Comisión Monetaria
Internacional. Ese hecho excepcional –tres naciones deciden entregar su
representación diplomática a un cubano– ilustra el prestigio de Martí en
América Latina cuya vocación internacionalista lo convierte en el mejor
embajador del continente desde Bolívar. Ocupa esos cargos hasta 1891, año en el
que decide consagrarse cabalmente a la empresa revolucionaria de la
independencia de Cuba.
35. En 1891, José Martí participa en la Conferencia Monetaria
Internacional de Washington, como representante de Uruguay. El cubano se opone
con vehemencia al proyecto de unión monetaria continental, consciente de los
peligros que representaría para las naciones latinoamericanas, que serían
dominadas irremediablemente por Estados Unidos: “Quien
dice unión económica, dice unión política. El pueblo que compra, manda. El
pueblo que vende, sirve. Hay que equilibrar el comercio, para asegurar la
libertad. El pueblo que quiere morir, vende a un solo pueblo, y el que quiere
salvarse, vende a más de uno. El influjo excesivo de un país en el comercio de
otro, se convierte en influjo político […]. Cuando un pueblo fuerte da de comer
a otro, se hace servir de él”.
36. En 1891, en la Revista
Ilustrada de Nueva York, José Martí publica su magistral ensayo Nuestra América, canto de amor y de
unión, sin duda su obra más importante, que ocupa un espacio privilegiado en la
historia de las ideas latinoamericanas. Martí reivindica la singularidad de la
identidad latinoamericana y del carácter originario de su pueblo. Toma la
defensa de los humildes, a saber de los campesinos, de los indígenas y de los
negros, de lo que llama “el hombre natural”, símbolo de la autoctonía del
continente. Según el intelectual cubano, el problema fundamental de América
Latina no reside en su supuesta incapacidad histórica, racial o cultural para
emanciparse de su herencia colonial, sino en la decisión funesta de copiar
maquinalmente los modelos de organización sociopolítica europeos y
estadounidense, no adaptados a la realidad de “Nuestra América”, pues
abandonaban a su suerte a los más vulnerables: “Con
los oprimidos había que hacer causa común, para afianzar el sistema opuesto a
los intereses y hábitos de mando de los opresores. La colonia continuó viviendo
en la república”. Según Martí, “no hay batalla entre la civilización y
la barbarie, sino entre la falsa erudición [importada] y la naturaleza
[latinoamericana]”. La educación y la cultura deben ser latinoamericanas y para
ello, “la universidad europea ha de ceder a la universidad americana”. Martí
fustiga al “criollo exótico” que rechaza sus orígenes y sólo mira hacia Europa
o Estados Unidos. Los dirigentes políticos deben emerger del pueblo: “Los
políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos”. Lejos de
rechazar los aportes universales, José Martí reivindica primero una base
independiente latinoamericana: “Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero
el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas”. Resulta imprescindible
preservar la identidad y la soberanía latinoamericanas y luchar contra los
egoísmos, las divisiones y las guerras fratricidas. Estados Unidos representa
el principal peligro con sus veleidades expansionistas y la unión
latinoamericana es la única salida posible para preservar la independencia de
los pueblos: “El desdén del vecino formidable, que no la conoce, es el peligro
mayor de nuestra América […]. ¡Los árboles se
han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la
hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado,
como la plata en las raíces de los Andes”.
37. Por vivir allí durante muchos años, José Martí se
convierte en un agudo observador de la sociedad estadounidense: “Viví en el
monstruo y le conozco las entrañas”. Subraya las violencias y las desigualdades
que afectan a los más vulnerables y enfatiza “dos verdades útiles a nuestra
América: el carácter crudo, desigual y decadente de los Estados Unidos, y la
existencia en ellos continua, de todas las violencias, discordias,
inmoralidades y desórdenes de que se culpa a los pueblos hispanoamericanos”.
38. El 26 de noviembre de 1891, José Martí pronuncia un
discurso en el Liceo Cubano de Tampa y echa las bases de la futura Cuba
soberana: “Yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de
los cubanos a la dignidad plena del hombre”.
39. En enero de 1892, José Martí funda el Partido
Revolucionario Cubano en Cayo Hueso, donde se encuentra una importante
comunidad cubana compuesta mayoritariamente por tabacaleros, con el fin de
federar a todas las fuerzas independentistas bajo una estructura común y llevar
a cabo la lucha por la soberanía nacional de Cuba. El 10 de abril, Martí es
nombrado delegado del PRC. La consigna es la unión entre todos los clubes
patrióticos y el objetivo público es conseguir la soberanía plena de Cuba y
Puerto Rico. El Artículo Primero recuerda que “el Partido Revolucionario Cubano
se constituye para lograr, con los esfuerzos reunidos de todos los hombres de
buena voluntad, la independencia absoluta de la Isla de Cuba, y fomentar y
auxiliar la de Puerto Rico”. El objetivo es desencadenar “una guerra generosa y
breve, encaminada a asegurar en la paz, el trabajo y la felicidad de los
habitantes de la Isla”.
40. En marzo de 1892,
Martí lanza el primer número del diario
Patria, órgano oficial del PRC, que se publicaría hasta 1898 con un total
de 522 números. En el primer editorial titulado “Nuestras ideas”, Martí
recuerda la imperiosa necesidad de la unión de “los hombres buenos y útiles de
todas las procedencias” que albergan en el corazón “el sacrificio de la
emancipación”. La guerra contra el colonialismo español es ineludible y es “la
consecuencia inevitable de la negación continua, disimulada o descarada, de las
condiciones necesarias para la felicidad a un pueblo que se resiste a
corromperse y desordenarse en la miseria”. Martí llama al altruismo pues es
preferible “la dignidad peligrosa a la vida inútil”, siendo “la paz
republicana” el objetivo último.
41. En septiembre de 1892, José Martí logra convencer al
general dominicano Máximo Gómez de que dirija a los independentistas cubanos.
Veterano de la guerra de 1868-1878, Gómez es un convencido internacionalista,
reconocido por su genio militar. Extraordinario estratega, consigue la
unanimidad entre los revolucionarios y es nombrado General en Jefe.
42. El 8 de diciembre de 1894, tras dos años de intensa labor
en Estados Unidos y América Latina para conseguir la unión de todas las fuerzas
revolucionarias, José Martí firma el Plan de Fernandina, nombre de un puerto de
Florida, con el coronel Mayía Rodríguez, representante de Máximo Gómez, y el
coronel Enrique Collazo, nombrado por los independentistas de la isla, que echa
las bases de una insurrección corta y decisiva. Mientras el proyecto está a
punto de realizarse con el desembarco de tres expediciones armadas desde la
Florida, Costa Rica (donde se encuentra Antonio Maceo) y República Dominicana
(donde está Máximo Gómez), a bordo de los barcos Amadís, Baracoa y Lagonda, la intervención de las
autoridades estadounidenses –opuestas a la independencia de Cuba–, tras una
delación, retrasa el inicio de la Segunda Guerra de Independencia. Washington
confisca numerosas armas y brinda así su apoyo a la Corona española.
43. El 29 de enero de 1895, José Martí firma la orden de
sublevación contra el imperio español en Cuba. El 30 de enero, José Martí
abandona Nueva York a bordo del vapor Athos
rumbo a la República Dominicana, para reunirse con Máximo Gómez. De común
acuerdo deciden fijar la fecha de la sublevación general contra España para el
24 de febrero de 1895.
44. El 25 de marzo de
1895, José Martí y Máximo Gómez redactan el Manifiesto de Montecristi, en la
República Dominicana, programa de acción político-militar, en el que
reivindican los objetivos de independencia nacional. La guerra sólo puede
terminar “por la victoria o el sepulcro” y es “el producto disciplinado de la
reunión de hombres enteros que en el reposo de la experiencia se han decidido a
encarar otra vez los peligros que conocen, y de la congregación cordial de los
cubanos de más diverso origen, convencidos de que en la conquista de la
libertad se adquieren mejor que en el abyecto abatimiento las virtudes
necesarias para mantenerla”. No hay odio por parte de los patriotas hacia sus
primos de la península: “El cubano saluda
en la muerte al español a quien la crueldad del ejercicio forzoso arrancó de su
casa y su terruño para venir a asesinar en pechos de hombres la libertad que él
mismo ansía”. En una carta, escrita el mismo día, a su amigo dominicano Federico
Henríquez y Carvajal, Martí recuerda que la liberación de Cuba es vital para el
continente: “Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América”.
45. El 11 de abril de 1895, José Martí desembarca en
Playitas, cerca de Cajobabo, en la parte oriental de la isla. Unos días
después, el 15 de abril, los principales jefes independentistas deciden
nombrarlo Mayor General del Ejército de Liberación.
46. El 18 de mayo de 1895, en vísperas de su caída en
combate, José Martí redacta su famosa carta a su amigo mexicano Manuel Mercado:
“Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber
–puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo– de impedir a tiempo
con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados
Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América […]. Las
mismas obligaciones menores y públicas de los pueblos -como ese de Ud. y mío-
más vitalmente interesados en impedir que en Cuba se abra, por la anexión de
los imperialistas de allá y los españoles, el camino que se ha de cegar, y con
nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra
América, al Norte revuelto y brutal que los desprecia”.
47. El 19 de mayo de 1895, José Martí cae en el campo de
batalla durante un enfrentamiento con las tropas españolas en Dos Ríos, cerca
de Palma Soriano, cuando se encontraba con Máximo Gómez y Bartolomé Masó.
Negándose a quedarse en la retaguardia, Martí se separa de su tropa con su
ayuda de campo Ángel de la Guardia y lanza una carga contra el ejército
español. Es alcanzado por tres balas que le provocan heridas mortales.
48. Cien años después del nacimiento de José Martí, el 26 de
julio de 1953, Fidel Castro encabezaría un movimiento insurreccional de la
juventud cubana, llamada “la generación del centenario”, en nombre de los
ideales del Apóstol cubano, “el autor intelectual” del ataque al cuartel
Moncada, contra la dictadura de Fulgencio Batista. El 1 de enero de 1959,
triunfaría la Revolución Cubana y se realizaría el sueño martiano de una Cuba
libre y soberana.
49. La actual Constitución cubana reivindica “el ideario de
José Martí” y el Partido Comunista de Cuba es “un fiel continuador del Partido Revolucionario
Cubano que fundó José Martí”.
50. Político, poeta, filósofo, profesor, periodista,
diplomático, editor, traductor, orador excepcional, hombre de ideas y de
acción, José Martí es ante todo el símbolo de la independencia y de la
soberanía de Cuba y el arquitecto de la nacionalidad cubana, la cubanía. Vector de ideas universales de
emancipación, echó las bases de la unidad nacional, no sólo contra el
colonialismo español sino sobre todo contra el expansionismo de Estados Unidos,
preconizando al mismo tiempo una gran unión panamericana y la realización del
sueño de Bolívar, la “Patria Grande”. A la vez visionario y hombre de su
tiempo, precursor del antiimperialismo estadounidense, convencido de que
“Patria es humanidad”, unió su destino a la suerte de los humildes, “con los
pobres de la tierra” como clamó en sus Versos
sencillos, y fue fiel a su adagio según el cual “el único autógrafo digno de un hombre es el que deja escrito con sus
obras”.
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