La Jornada
Una amplia mayoría (92 por
ciento) de la redacción del periódico español El País iniciará a partir de este
martes una huelga de tres días para protestar por el despido masivo de más de
una tercera parte de la plantilla (149 trabajadores). La decisión, inédita en
la historia del rotativo, se produce en un clima de fractura total entre la
directiva y la redacción, que está en pie de guerra ante las medidas adoptadas
por los ejecutivos del Grupo Prisa, empresa editora del periódico, que se
encuentra en el peor momento financiero de su historia.
Grupo Prisa, con una deuda de más
de 5 mil millones de dólares, administrado por ejecutivos de confianza de los
bancos acreedores -como Banco Santander y HSBC- y fondos de inversión
estadunidenses como Liberty, está desmantelando poco a poco el emporio mediático-editorial
que fundó Jesús de Polanco, el empresario que construyó uno de los grupos más
influyentes de España, con editoriales, periódicos generales, deportivos y
económicos, así como emisoras de radio, televisiones y hasta influencia en el
negocio del cine.
El valor de la compañía se ha
precipitado al vacío, al perder más de 95.5 por ciento de su valor en menos de
cinco años. Es decir, que si la empresa estaba valorada en 4 mil 500 millones
de dólares en 2008, hoy en día su valor no supera los 250 millones de dólares.
A pesar de que El País siempre
había registrado beneficios, desde enero hasta septiembre de 2012 tuvo pérdidas
superiores a 5.8 millones de euros, lo que sirvió de argumento para que el
director Javier Moreno presentara a nombre del presidente del Grupo Prisa, Juan
Luis Cebrián, un drástico recorte que mutilará la redacción en una tercera
parte.
Ante esta situación, el Comité de
Empresa -que representa a la mayoría de los 490 periodistas que trabajan en la
redacción-, por primera vez en la historia del periódico, decidió someter a
votación una propuesta de tres días consecutivos de huelga ante las
negociaciones fallidas entre trabajadores y directiva, la cual se mantiene
inflexible en llevar hasta el final el recorte laboral.
El resultado fue que nueve de
cada diez periodistas votaron a favor de la huelga, que empezará este martes y
terminará el jueves. Todavía no se sabe si se publicará el periódico, ya que la
dirección no ha permitido informar en sus páginas sobre la medida adoptada por los
redactores y no se sabe si intentará sacar a la calle el periódico.
La medida de los trabajadores se
debe a que tienen el tiempo en contra, ya que el límite que marca la ley para
terminar la negociación y evitar el despido masivo acaba el viernes, con lo que
a partir de ese día se harán efectivos los despidos.
Para añadir más tensión a la
creciente fractura entre la dirección y la redacción, destacados colaboradores
del periódico firmaron una carta de apoyo a los trabajadores. Entre los
firmantes se encuentran algunas de las plumas más promovidas por la dirección
del Grupo Prisa, como el Nobel Mario Vargas Llosa, el escritor Javier Marías,
además del chileno Jorge Edwards, Diego Galán, Jordi Gracia, Almudena Grandes,
Elvira Lindo, Diego Manrique, Josep Ramoneda, Fernando Savater y David Trueba,
entre otros. Todos ellos no sólo expresan su malestar por el plan de despidos
masivos, sino también por las denuncias de censuras y amenazas que protagonizó
la dirección del diario.
En el documento de apoyo, los intelectuales
advierten: “Nosotros, colaboradores del diario El País, queremos manifestar
nuestra inquietud y malestar por los casos de censura que ha denunciado el
comité profesional en los últimos días vinculados al ERE, que afectaría a un
tercio de la plantilla. Creemos que estos episodios suponen un paso más en el
deterioro de los valores fundacionales de un diario crucial para las libertades
y la democracia española, que hoy es más necesario que nunca ante la profunda
crisis económica, política e institucional que viven España y Europa”.
La indignación entre los
periodistas de El País crece por días, ante la postura inflexible de la
dirección, a la que recordaron: “La censura la ejercían en la dictadura
franquista personajillos de la más baja estofa, cuya escasez de luces abría
amplias avenidas al ridículo del régimen. Manejaban la tijera con tamaña
grosería, que en muchas ocasiones el resultado era la risa general. Las cosas
no han cambiado. La naturaleza de los de la tijera es siempre la misma”.
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