Yoani Sánchez es la nueva figura de la oposición
cubana. Desde la creación de su blog «Generación Y» en 2007, ha obtenido
innumerables premios internacionales: El premio de Periodismo Ortega y Gasset
(2008), el premio Bitacoras.com (2008), el premio The Bob’s (2008), el premio
Maria Moors Cabot (2008) de la prestigiosa universidad estadounidense de
Columbia. Del mismo modo, la bloguera fue seleccionada entre las 100
personalidades más influyentes del mundo por la revista Time (2008), en
compañía de George W. Bush, Hu Jintao y el Dalai Lama. Su blog fue incluido en
la lista de los 25 mejores blogs del mundo del canal CNN y la revista Time
(2008). El 30 de noviembre de 2008 el diario español El Paísla incluyó
en la lista de las 100 personalidades hispanoamericanas más influyentes del año
(lista en la cual no aparecían ni Fidel Castro ni Raúl Castro). La revista Foreign
Policy por su parte la incluyó entre los 10 intelectuales más importantes
del año y la revista mexicana Gato Pardo hizo lo mismo para el año 2008.
Esta impresionante avalancha de distinciones así
como su carácter simultáneo han suscitado numerosas interrogantes, tanto más
cuanto que Yoani Sánchez, según sus propias confesiones, es una total
desconocida en su propio país. ¿Cómo una persona desconocida por sus vecinos
-según la propia bloguera- puede formar parte de la lista de las 100
personalidades más influyentes del año?
Un diplomático occidental, cercano a esta atípica
opositora al gobierno de La Habana , había leído una serie de artículos que
escribí sobre Yoani Sánchez y que eran relativamente críticos. Se los enseñó a
la bloguera cubana y ésta quiso reunirse conmigo para esclarecer algunos puntos
que había abordado.
El encuentro con la joven disidente de fama
controvertida no tuvo lugar en algún oscuro apartamento con ventanas cerradas o
en un lugar aislado y recluso para escapar a los oídos indiscretos de la
«policía política». Al contrario, se desarrolló en el vestíbulo del Hotel
Plaza, en el centro de la Habana Vieja , en una tarde inundada de sol. El lugar
estaba muy concurrido, con numerosos turistas extranjeros que deambulaban por
el inmenso salón del majestuoso edificio que abrió sus puertas a principios del
siglo XX.
Yoani Sánchez está cercana a las embajadas
occidentales. En efecto, una simple llamada de mi contacto al mediodía permitió
fijar la cita para tres horas después. A las 15 horas, la bloguera apareció
sonriente, vestida con una falda larga y una camiseta azul. Llevaba también una
chaqueta deportiva para hacer frente a la relativa frescura del invierno
habanero.
La conversación duró cerca de dos horas alrededor
de una mesa del bar del hotel con la presencia de su marido, Reinaldo Escobar,
quien la acompaño durante unos veinte minutos antes de abandonar el lugar para
acudir a otra cita. Yoani Sánchez se mostró sumamente cordial y afable y dio
prueba de una gran tranquilidad. El tono de voz era seguro y en ningún momento
se mostró incómoda. Acostumbrada a los medios occidentales, domina
relativamente bien el arte de la comunicación.
Esta bloguera, personaje de apariencia frágil,
inteligente y sagaz, es consciente de que, aunque le cueste reconocerlo, su
mediatización en Occidente no es una casualidad, sino que se debe al hecho de
que preconiza la instauración de un «capitalismo sui generis» en Cuba.
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