Es hora de revisar la entrevista, para comprender
más la misma, pedimos a nuestros lectores que revisen nuestras anteriores
publicaciones.
El
incidente del 6 de noviembre de 2009
Salim
Lamrani: Empecemos por el incidente que ocurrió el 6 de noviembre de 2009 en La
Habana. En su blog, usted explicó que fue arrestada con tres de sus amigos por
«tres fornidos desconocidos» durante una «tarde cargada de golpes, gritos e
insultos». Usted denunció las violencias que las fuerzas del orden cubanas
cometieron contra usted. ¿Confirma su versión de los hechos?
Yoani
Sánchez: Efectivamente, confirmo que sufrí violencia. Me secuestraron 25 minutos.
Recibí golpes. Logré quitarle un papel que uno de ellos tenía en el bolsillo y
lo puse en mi boca. Uno puso su rodilla sobre mi pecho y el otro, desde el
asiento delantero me daba en la zona de los riñones y me golpeaba la cabeza
para que abriera la boca y soltara el papel. En un momento, sentí que no
saldría nunca de aquel auto.
SL: El
relato, en su blog, es verdaderamente terrorífico. Cito textualmente: usted
habló de «golpes y empujones», de « golpes en los nudillos», de «andanada de
golpes», de la «rodilla sobre [su] pecho», de los golpes en «los riñones y
[...] la cabeza», «el cabello halado», de su «rostro enrojecido por la presión
y el cuerpo adolorido», de «los golpes [que] seguían cayendo» y «todos estos
morados». Sin embargo, cuando recibió la prensa internacional el 9 de noviembre
todas las marcas habían desaparecido. ¿Cómo explica eso?
YS: Son
profesionales de la golpiza.
SL: De
acuerdo, pero ¿por qué no sacó fotos de las marcas?
YS: Tengo
las fotos. Tengo pruebas fotográficas
SL:
¿Tiene pruebas fotográficas?
YS: Tengo
las pruebas fotográficas.
SL: Pero,
¿por qué no las ha publicado para desmentir todos los rumores según los cuales
usted habría inventado una agresión para que la prensa hablara de su caso?
YS:
Prefiero guardarlas por el momento y no publicarlas. Quiero presentarlas ante
un tribunal un día para que esos tres hombres sean juzgados. Me acuerdo
perfectamente de sus rostros y tengo fotos de dos de ellos por lo menos. En
cuanto al tercero, queda por identificar pero dado que se trataba del jefe,
será fácil de ubicar. Tengo también el papel que le quité a uno de ellos y que
tiene mi saliva pues lo puse en mi boca. En ese papal estaba escrito el nombre
de una mujer.
Vea el video del diario español La República, que
entrevistó a los médicos que atendieron a YS, el 6 de noviembre de 2009
SL: De
acuerdo. Usted publica muchas fotos en su blog. Nos resulta difícil entender
por qué prefiere no mostrar las marcas esta vez.
YS: Como
ya le dije, prefiero reservarlas a la justicia.
SL: Usted
entiende que con esta actitud está dando crédito a los que piensan que inventó
esa agresión.
YS: Es mi
elección.
SL: Sin
embargo, incluso los medios occidentales que le son más bien favorables tomaron
precauciones oratorias poco habituales para contar su relato. El corresponsal
de la BBC en La Habana Fernando Ravsberg escribe, por ejemplo, que usted «no
tiene hematomas, marcas o cicatrices». La agencia France Presse relata
la historia clarificando con mucho cuidado que se trata de su versión con el
título «Cuba: la bloguera Yoani Sánchez dice haber sido golpeada y detenida
brevemente». El periodista afirma por otra parte que usted «no resultó herida».
YS: Yo no
quisiera evaluar el trabajo de ellos. No soy quien debe juzgarlo. Son
profesionales que pasan por situaciones muy complicadas que no puedo evaluar.
Lo cierto es que la existencia o no de marcas físicas no es la evidencia del
hecho.
SL: Pero
la presencia de macas demostraría que se ejercieron violencias. De ahí la
importancia de publicar las fotos.
YS: Usted
debe entender que son profesionales de la intimidación. El hecho de que tres
desconocidos me condujeran a un auto sin presentarme ningún documento me da el
derecho de quejarme como si me hubieran fracturado todos los huesos del cuerpo.
Las fotos no son importantes porque la ilegalidad está cometida. La precisión
de «si me dolió aquí o si me dolió allá» es mi dolor interior.
SL: Sí,
pero el problema es que usted presentó eso como una agresión muy violenta.
Usted habló de «secuestro al peor estilo de la camorra siciliana».
YS: Sí,
es verdad, pero sé que es mi palabra contra la de ellos. El hecho de entrar en
ese tipo de detalles, de saber si tengo marcas o no, nos aleja del tema real
que es que me secuestraron durante 25 minutos de manera ilegal.
SL: Perdone
la insistencia pero pienso que es importante. Hay una diferencia entre un
control de identidad que dura 25 minutos y violencias policiales. Mi pregunta
es sencilla. Usted dijo, cito: «Durante todo el fin de semana tuve inflamados
el pómulo y la ceja». Dado que tiene las fotos, puede ahora enseñar las marcas.
YS: Ya le
dije que prefiero reservarlas para el tribunal.
SL: Usted
entiende que a alguna gente le costará creer su versión si no publica las
fotos.
YS:
Pienso que al entrar en ese tipo de detalles se pierde la esencia. La esencia
es que tres bloggers acompañados por una amiga iban a un punto de la
ciudad que era Calle 23 esquina G. Habíamos oído hablar que un grupo de jóvenes
habían convocado una marcha contra la violencia. Gente alternativa, cantantes
de hip hop, de rap, artistas. Iba allí como bloguera para hacer fotos y
publicarlas en mi blog y hacer entrevistas. En el camino fuimos interceptados
por un auto Geely
SL: ¿Para
que no participaran en el evento?
YS: Las
razones eran evidentemente ésas. Ellos nunca me lo dijeron formalmente pero era
el objetivo. Me dijeron que me montara en el auto. Les pregunté quiénes eran.
Uno de ellos me tomó por la muñeca y empecé a ir para atrás. Eso ocurrió en una
zona de La Habana bastante céntrica, en una parada de ómnibus.
SL:
Entonces había gente. Había testigos.
YS: Hay
testigos pero no quieren hablar. Tienen miedo.
SL: ¿Ni
siquiera de manera anónima? ¿Por qué la prensa occidental no los ha
entrevistado de manera anónima como hace a menudo cuando publica reportajes
críticos sobre Cuba?
YS: No
puedo explicarle la reacción de la prensa. Yo le puedo contar lo que pasó. Uno
de ellos, un hombre de unos cincuenta años, con una figura complexa como si
hubiera practicado alguna vez en su vida lucha libre -le digo eso porque mi
padre practicó ese deporte y tiene las mismas características-. Yo tengo las
muñecas muy finas y logré zafarme y le pedí quién era. Había tres hombres
además del chofer.
SL:
Entonces había cuatro hombres en total y no tres.
YS: Sí,
pero no le vi la cara al chofer. Me dijeron: «Yoani, móntate en el carro, tú
sabes quiénes somos nosotros». Les respondí: «Yo no sé quiénes son ustedes». El
más bajo me dijo: «Escúchame, tú sabes quien soy yo, tú me conoces». Contesté:
«No, no sé quién tú eres. No te conozco. ¿Quién eres tú? Enséñame tus papeles o
algún documento». El otro me dijo: «Móntate, no hagas las cosas más difíciles».
Entonces empecé a gritar: «¡Auxilio, unos secuestradores!»
SL:
¿Sabía usted que se trataba de policías sin uniforme?
YS: Me lo
imaginaba, pero nunca me mostraron sus documentos.
SL: ¿Cuál
era su objetivo entonces?
YS:
Quería que las cosas se hicieran en toda legalidad, es decir, que me mostraran
sus papeles y que me llevaran después aunque sospechaba que representaban la
autoridad. Uno no puede obligar a un ciudadano a montarse en un carro privado
sin presentar sus papeles, si no es una ilegalidad y un secuestro.
SL: ¿Cómo
reaccionó la gente en la parada?
YS: Las
personas en la parada se quedaron atónitas porque «secuestro» no es una palabra
que se usa en Cuba porque no existe este fenómeno. Entonces se preguntaron lo
que pasaba. No teníamos pinta de delincuentes. Algunos se acercaron pero uno de
los policías les gritó: «¡No se metan que son unos contrarrevolucionarios!».
Esa fue la confirmación que de se trataba de personas de la policía política
aunque me lo imaginé por el auto Geely que llevaban, que son chinos, de nueva
fabricación, y que no se han vendido en ninguna tienda en Cuba. Pertenecen
exclusivamente a personas del Ministerio de las Fuerzas Armadas y del
Ministerio de Interior.
SL:
Entonces usted sabía desde el inicio que se trataba de policías vestidos de
civiles por el carro en el cual andaban.
YS:
Intuía eso. Por otra parte tuve la confirmación cuando uno de ellos llamó a un
policía en uniforme. Una patrulla compuesta de un hombre y de una mujer llegó y
se llevó a dos de nosotros. Nos dejó entre las manos de esos dos desconocidos.
SL: Pero
ya no albergaba la menor duda respecto a quiénes eran.
YS: No,
pero no nos enseñaron ningún papel. Los policías no nos dijeron que
representaban la autoridad. No nos dijeron nada.
SL:
Resulta difícil entender el interés para las autoridades cubanas de agredirla
físicamente con el riesgo de desatar un escándalo internacional. Usted es famosa.
¿Por qué habrían hecho eso?
YS: Su
objetivo era radicalizarme para que escribiera textos violentos contra ellos,
pero no lo lograrán.
SL: No se
puede decir que usted es blanda con el gobierno cubano.
YS: Yo
nunca uso la violencia verbal ni ataques personales. Nunca uso adjetivos
incendiarios como «sangrienta represión», por ejemplo. Su objetivo era entonces
radicalizarme.
SL: Sin
embargo usted es muy dura respecto al gobierno de La Habana. En su blog, dice:
«el barco que hace aguas a punto del naufragio». Usted habla de «los gritos del
déspota», de «seres de las sombras, que como vampiros se alimentan de nuestra
alegría humana, nos inoculan el temor a través del golpe, la amenaza, el
chantaje», «ha naufragado el proceso, el sistema, las expectativas, las
ilusiones. [Es un] naufragio [total]», Son palabras muy fuertes.
YS:
Quizás, pero su objetivo era quemar el fenómeno Yoani Sánchez, demonizarme. Por
eso mi blog estuvo bloqueado durante bastante tiempo.
SL: Sin
embargo parece sorprendente que las autoridades cubanas hayan decidido atacarla
físicamente.
YS: Fue
una torpeza. No me explico por qué me impidieron que asistiera a la marcha pues
no pienso como los que reprimen. No tengo explicación. Quizás querían que no me
reuniera con los jóvenes. Los policías pensaban que iba a formar un escándalo o
hacer un discurso incendiario.
Para
volver al arresto, los policías se llevaron a mis amigos, de manera enérgica y
firme pero sin violencia. En el momento que me doy cuenta que van a dejarnos
solos con Orlando con estos tres tipos me agarré a una planta que había en la
calle y Claudia se agarró a mí por la cintura para impedir la separación antes
de que la llevaran los policías.
SL: ¿Para
qué resistir a las fuerzas del orden en uniforme y correr el riesgo de ser acusada
de eso y cometer un delito? En Francia si usted resiste a la policía, se
arriesga a sanciones.
YS: Se
los llevaron de todas formas. La mujer policía se llevó a Claudia. Las tres
personas nos llevaron al carro y empecé a gritar de nuevo: «¡Auxilio! ¡Un secuestro!».
SL: ¿Por
qué? Usted sabía que se trataba de policías sin uniforme.
YS: No me
mostraron ningún papel. Empiezan entonces a golpearme y me empujan hacia el
carro. Claudia fue testigo y lo contó.
SL:
¿Usted no me acaba de decir que la patrulla se la había llevado?
YS: Vio
la escena desde lejos mientras se alejaba el carro de policía. Me defendí y
golpeé como un animal que siente que llegó su última hora. Dieron una vuelta
luego por el vedado e intentaban quitarme el papel que tenía en la boca. Agarré
a uno por los testículos y redobló la violencia. Nos llevaron a un barrio
bastante marginal, La Timba , que se encuentra cerca de la Plaza de la
Revolución. El hombre bajó, abrió la puerta y nos pidió que saliéramos. No
quise bajarme. Nos sacaron por la fuerza con Orlando y se fueron.
Llegó una
señora y le dijimos que fuimos secuestrados. Nos tomó por unos locos y se fue.
El carro regresó pero no se detuvo. Sólo nos lanzaron mi bolso en el cual se
encontraban mi celular y mi cámara.
SL:
¿Regresaron para devolverle su celular y su cámara?
YS: Sí
SL: ¿No
le parece extraño que se molestaran en regresar? Habrían podido confiscarle su
celular y su cámara, que son sus herramientas de trabajo.
YS:
Bueno, no sé. Todo duró 25 minutos en total.
SL: Usted
entiende, sin embargo, que mientras no publique las fotos se dudará de su
versión, y eso arrojará una sombra sobre la credibilidad de todo lo que dice.
YS: No
importa.
Suiza y
el regreso a Cuba
SL: En
2002, usted decidió emigrar a Suiza. Dos años después regresó a Cuba. Resulta
difícil entender por qué dejó el «paraíso europeo» para regresar al país que
usted describe como un infierno. La pregunta es sencilla: ¿por qué?
YS: Es
una pregunta muy buena. Primero, me gusta nadar a contracorriente. Me gusta
organizar mi vida a mi manera. Lo que es absurdo no es irse y regresar a Cuba
sino las leyes migratorias cubanas que estipulan que toda persona que pasa once
meses en el exterior pierde su estatus de residente permanente. En otras
condiciones yo podría estar dos años en el exterior y con el dinero ganado,
podría regresar a Cuba para reparar la casa y hacer otras cosas. Entonces no es
el hecho de que decida regresar a Cuba lo que es sorprendente sino las leyes
migratorias cubanas.
SL: Lo
que es sorprendente es sobre todo que teniendo la posibilidad de vivir en uno
de los países más ricos del mundo, usted haya decidido regresar a su país que
usted describe de modo más bien apocalíptico, apenas dos años después de su
salida.
YS: Las
razones son varias. Primero, no pude irme con mi familia. Somos una pequeña
familia pero estamos muy unidos con mi hermana y mis padres. Mi padre estuvo
enfermo durante mi estancia y tenía miedo de que muriera sin poder verlo.
También me sentía culpable de vivir mejor que ellos. Cada vez que me compraba
un par de zapatos, que me conectaba a Internet, pensaba en ellos. Me sentía
culpable.
SL: De
acuerdo, pero desde Suiza podía ayudarlos mandando dinero.
YS: Es
verdad, pero hay otra razón. Pensé que con lo que había aprendido en Suiza,
podría cambiar las cosas regresando a Cuba. También hay la nostalgia de las
personas, de los amigos. No fue una decisión pensada pero no me arrepiento.
Tenía ganas de regresar y regresé. Es verdad que es algo que pueda parecer poco
común, pero me gusta hacer cosas inhabituales. Abrí un blog y la gente me
preguntó por qué hacía eso, mientras que el blog me satisface profesionalmente.
SL: De
acuerdo, pero a pesar de todas estas razones, nos cuesta entender el por qué de
su regreso a Cuba cuando en Occidente se piensa que todos los cubanos quieren
abandonar el país. Es aún más sorprendente en su caso pues presenta su país,
repito, de modo apocalíptico.
YS:
Discutiría la palabra, como filóloga, pues «apocalíptico» es un término
grandilocuente. Hay una cosa que caracteriza mi blog, es la moderación verbal.
SL: No es
siempre el caso. Usted describe por ejemplo a Cuba como “una inmensa prisión,
con muros ideológicos”. Los términos son bastante fuertes.
YS: Nunca
he escrito eso.
SL: Son
las palabras de una entrevista que dio al canal francés France 24 el 22 de
octubre de 2009.
YS:
¿Usted leyó eso en francés o en español?
SL: En
francés.
YS:
Desconfíe de las traducciones pues nunca he dicho eso. Se me prestan muy a
menudo cosas que no he dicho. Por ejemplo, el periódico español ABC me
atribuyó palabras que nunca había pronunciado y protesté. El artículo fue
finalmente retirado del sitio Internet
SL:
¿Cuáles eran esas palabras?
YS: «En
los hospitales cubanos muere más gente de hambre que de enfermedad». Era una
mentira total. Nunca había dicho eso.
SL:
¿Entonces la prensa occidental manipuló lo que dijo?
YS: No
diría eso.
SL: Si le
atribuyen palabras que no pronunció, se trata de manipulación.
YS: Granma
manipula más la realidad que la prensa occidental cuando dicen que soy la
creación del grupo mediático Prisa.
SL:
Justamente, ¿no tiene la impresión de que la prensa occidental la usa porque
usted preconiza un «capitalismo sui generis» en Cuba?
YS: No
soy responsable de lo que hace la prensa. Mi blog es una terapia personal, un exorcismo.
Tengo la impresión de que soy más manipulada en mi propio país que en otra
parte. Usted sabe que existe una ley en Cuba, la ley 88 que se le llama la ley
«mordaza» que encarcela a la gente que hace lo que estamos haciendo.
SL: ¿Es
decir?
YS: Que
nuestra conversación puede ser considerada como un delito y que puede incurrir
en una pena de hasta 15 años de prisión.
SL:
Perdone, ¿el hecho de que yo la entreviste puede llevarla a la cárcel?
YS: ¡Por
supuesto!
SL: No
tengo la impresión de que eso la preocupe mucho ya que me está concediendo una
entrevista en plena tarde, en el vestíbulo de un hotel del centro de La Habana
Vieja.
YS: No
estoy preocupada. Esta ley estipula que toda persona que denuncia las
violaciones de los derechos humanos en Cuba colabora con las sanciones
económicas, pues Washington justifica la imposición de las sanciones contra
Cuba a causa de la violación de los derechos humanos.
SL: Si no
me equivoco, la ley 88 se aprobó en 1996 para responder a la ley Helms-Burton y
sanciona sobre todo a las personas que colaboren con la aplicación de esta
legislación en Cuba, por ejemplo proporcionando información a Washington sobre
los inversionistas extranjeros en Cuba para que éstos sean perseguidos ante los
tribunales estadounidenses. Que yo sepa, nadie ha sido condenado por eso, hasta
ahora. Hablemos de libertad de expresión. Usted tiene cierta libertad de tono
en su blog. Está siendo entrevistada en plena tarde en un hotel. ¿No ve una
contradicción entre el hecho de afirmar que no hay ninguna libertad de
expresión en Cuba y la realidad de sus escritos y sus actividades que
demuestran lo contrario?
YS: Sí,
pero no se puede consultar desde Cuba porque está bloqueado.
SL: Le
puedo asegurar que lo consulté esta mañana antes de la entrevista, desde este
hotel.
YS: Es
posible, pero la mayor parte del tiempo está bloqueado. De todas formas, hoy
día, no puedo tener el menor espacio en la prensa cubana, mientras que soy una
persona moderada, ni en la radio, ni en la televisión
SL: Pero
puede publicar lo que le de la gana en su blog.
YS: Pero
no puedo publicar una sola palabra en la prensa cubana.
SL: En
Francia, que es una democracia, amplios sectores de la población no tienen
ningún espacio en los medias ya que la mayoría pertenecen a grupos económicos y
financieros privados.
YS: Sí,
pero es diferente.
SL:
¿Recibió usted amenazas por sus actividades? ¿La han amenazado alguna vez con
una pena de prisión por lo que escribe?
YS:
Amenazas directas de pena de prisión no, pero no me dejan viajar fuera. Estoy invitada
actualmente a un Congreso sobre la lengua española en Chile, hice todos los
trámites pero no me dejan salir.
SL: ¿Le
han dado alguna explicación?
YS:
Ninguna, pero quisiera precisar algo. Para las sanciones de Estados Unidos
contra Cuba son una atrocidad. Se trata de una política que ha fracasado. Lo he
dicho muchas veces pero no se publica eso porque molesta que tenga esta opinión
que rompe el arquetipo del opositor.
Las
sanciones económicas
SL:
Entonces usted se opone a las sanciones económicas.
YS:
Absolutamente, y lo digo en todas las entrevistas. Hace unas semanas, mande una
carta al Senado de Estados Unidos para que permitieran a los ciudadanos
estadounidenses viajar a Cuba. Es una atrocidad ver que impiden que los
ciudadanos estadounidenses viajen a Cuba, como el gobierno cubano me impide
salir de mi país.
SL: ¿Qué
piensa de las esperanzas que ha suscitado la elección de Obama que prometió un
cambio en la política hacia Cuba y que ha decepcionado a muchos?
YS: Llegó
al poder sin el apoyo del lobby fundamentalista de Miami que apoyó al otro
candidato. Por mi parte, ya me pronuncié contra las sanciones.
SL: Este
lobby fundamentalista se opone al levantamiento de las sanciones económicas.
YS: Puede
discutir con ellos y exponerles mis argumentos pero no diría que son enemigos
de la patria. No pienso eso.
SL: Una
parte de ellos participó en la invasión de su propio país en 1961 bajo las
órdenes de la CIA. Varios de ellos están implicados en actos de terrorismo
contra Cuba.
YS: Los
cubanos del exilio tienen el derecho a pensar y a decidir. Soy favorable a que
tengan el derecho de voto. Aquí, se ha estigmatizado mucho al exilio cubano.
SL: ¿El
exilio «histórico» o los que han emigrado después por razones económicas?
YS: En
realidad, me opongo a todos los extremos. Pero estas personas que están a favor
de las sanciones económicas no son anticubanas. Piensa que defienden a Cuba
según sus propios criterios.
SL: Tal
vez, pero las sanciones económicas afectan a los sectores más vulnerables de la
población cubana y no a los dirigentes. Entonces resulta difícil estar a la vez
a favor de las sanciones y pretender defender el bienestar de los cubanos.
YS: Es la
opinión de ellos. Es así.
SL: No
son ingenuos. Saben que los cubanos sufren por las sanciones.
YS: Son
simplemente diferentes. Creen que podrán cambiar de régimen imponiendo
sanciones. En todo caso creo que el bloqueo ha sido el argumento perfecto para
el gobierno cubano para mantener la intolerancia, el control y la represión
interna.
SL: Las
sanciones económicas tienen efectos. ¿O piensa que sólo son una excusa para La
Habana ?
YS: Son
un excusa que conduce a la represión.
SL:
¿Afectan el país de un punto de vista económico, según usted? ¿O sólo es
marginal?
YS: El
verdadero problema es la falta de productividad en Cuba. Si mañana levantaran
las sanciones, dudo mucho que se vean los efectos.
SL: En
este caso, ¿por qué Estados Unidos no levanta las sanciones y le quita así la
excusa al gobierno? Se vería así que las dificultades económicas sólo se deben
a las políticas internas. Si Washington insiste tanto en las sanciones a pesar
de su carácter anacrónico, a pesar de la oposición de la inmensa mayoría de la
comunidad internacional, 187 países en 2009, a pesar de la oposición de una
mayoría de la opinión pública de Estados Unidos, a pesar de la oposición del
mundo de los negocios, será por algo ¿no?
YS: Simplemente porque Obama no es el dictador
de Estados Unidos y no puede eliminar las sanciones.
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