Aquí presentamos las
opiniones del reconocido investigador ruso, Daniel Estulin, sobre Vargas Llosa,
nosotros las compartimos.
“Para terminar, un par de
cosas anecdóticas. Me han dicho varios miembros de la Comisión Trilateral que,
a propósito son lectores asiduos de la página, que tanto Trinidad Jiménez como
Joaquín Almunia son “dos degenerados certificados con una neurona entre ellos.”
Otro Trilateralista es el escritor Mario Vargas Llosa. Aunque no es español de
nacimiento, goza de buena fama en España mientras trabaja para los intereses
del Gobierno Mundial Único. En mi vida he comprado ningún libro suyo y por
supuesto, nunca lo haré.”
“A nivel personal, mi
desprecio hacia este degenerado Vargas Llosa es bien conocido. Animo a los
lectores interesados a que profundicen en los vínculos de Vargas Llosa con el
poder y sociedad privadas y sus socios pervertidos.”
Raúl Vallejo
Cuando opina sobre política
ecuatoriana, Mario Vargas Llosa desbarra. Demuestra que habla no solo movido
por sus prejuicios ideológicos sino que, contra la honestidad académica, es
incapaz de sostener su opinión con datos fácticos. El lunes 19, en la XLVI
Asamblea Anual de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), en Lima,
Vargas Llosa dijo esta sarta de lugares comunes: “En estos mismos días, en un
país vecino, un gobernante cangrejo de esos que se empeñan en hacer retroceder
a su país, se propone apoderarse sibilinamente del sistema bancario mediante
medidas que lo pondrían de rodillas y a merced de los caprichos
gubernamentales”. En la misma asamblea, el presidente de Felaban, Óscar Rivera
—el mismo que contrató a Vargas Llosa para su conferencia— señaló que América
Latina ha tenido tasas de crecimiento anual del 3% en promedio entre el año
2000 y 2012. Lo que Varguitas no conoce, o no quiere conocer porque él ya se
definió como un portavoz de la derecha mundial y se olvidó por completo de la
conversación en La Catedral, es que Ecuador, en 2011, con una tasa del 7,8% del
PIB fue la tercera economía del continente en crecimiento. Tampoco conoce que,
de 2006 a 2011, la tasa de desempleo del país cayó del 8% al 5%, que el
subempleo también cayó del 57% al 44%, y que la ocupación plena subió del 35%
al 51%. Ni él quiere enterarse, ya que ahora es un predicador de la religión
del dios mercado, que la pobreza cayó en picada de 37,6% al 28,6% en el mismo
período.Obviamente, ni los banqueros ni su vocero dicen que la inversión social
y productiva se catapultó entre esos años: en educación, de $ 1.088 a $ 3.376;
en salud, de $ 504 a $ 1.601; en transporte y comunicaciones de $ 570 a $
1.464. El prepotente Varguitas desconoce que la brecha entre el costo de la
canasta básica y el ingreso familiar cayó del 33% al 7%. Los datos de la
realidad económica y social del Ecuador de hoy rebaten fulminantemente las
opiniones ficcionales que Varguitas predica como el nuevo evangelizador de los
banqueros y su guerra del fin del mundo. Obviamente, la contratación de Vargas
Llosa, premio Nobel de Literatura 2010, para que inaugure una reunión de
banqueros no es una cuestión inocente. La banca que opera en Ecuador sabe que
lo que diga una figura de fama mundial tiene repercusión mediática. La prensa
mercantil del país se convirtió enseguida en el altoparlante de lo dicho por
Varguitas. Esa prensa de mentalidad colonizada no se pregunta ni cuestiona en
calidad de qué, Varguitas se entremete en la política y en la economía del
Ecuador. La ciudadanía, curada de espanto después del salvataje bancario de
1999 que nos llevó a la pérdida de la moneda nacional, ya no cree ni en la
politiquería de los banqueros ni en quien los defiende. Vargas Llosa, ahora
intelectual orgánico de los banqueros, omite el drama de quienes fueron
perjudicados por el salvataje bancario de 1999. Los que tuvieron que migrar,
los que perdieron los ahorros de toda la vida, los que vieron su dinero
convertido en certificados de depósitos que, además, los mismos bancos les
cambiaban con descuentos; los testigos de cómo el Estado socializó la quiebra
de los bancos; en definitiva, los ecuatorianos, a quienes desconoce Vargas
Llosa, que ahora queremos la socialización de las ganancias.
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