Salim Lamrani*
La comunidad internacional ha rechazado de modo unánime la declaración de la Casa Blanca de decretar un estado de emergencia nacional cuyo objetivo es romper el orden constitucional en Venezuela.
El 9 de marzo de 2015 Barack Obama firmó una orden ejecutiva y decretó “estado de emergencia” en Estados Unidos por “la amenaza inusitada y extraordinaria” que representaría Venezuela para la seguridad nacional del país. Esta decisión, hostil hacia otra nación soberana, es sumamente grave y se acompañó de nuevas sanciones contra varios funcionarios del gobierno de la república latinoamericana.[1]
Para justificar semejante medida, la Casa Blanca evoca “la intimidación de los opositores políticos” en Venezuela, exige “el respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales” y pide “la liberación de todos los presos políticos, incluso de decenas de estudiantes, del líder de la oposición Leopoldo López, así como de los alcaldes Daniel Ceballos y Antonio Ledezma”… pero no evoca ninguna amenaza concreta a Estados Unidos.[2]
En efecto, Washington no alude a ninguna amenaza precisa contra su seguridad ni a eventuales armas estratégicos de un país –que no tiene ninguna– que se encuentra a miles de kilómetros de sus costas y que jamás en su historia estuvo en guerra contra Estados Unidos ni agredió a otra nación. El Gobierno estadounidense tampoco menciona potenciales amenazas. Al contrario, el presidente venezolano Nicolás Maduro, democráticamente elegido en 2013 en un escrutinio reconocido por su transparencia por todos los
organismos internacionales, desde la Organización de Estados Americanos hasta la Unión Europea, siempre ha declarado su voluntad de establecer relaciones pacíficas y de igual a igual con el vecino del norte. Para justificar su decisión Obama sólo hizo referencia a hechos que conciernen a la situación interna de Venezuela y que son de la competencia única y exclusiva del pueblo bolivariano, dando prueba de un acto de injerencia –es decir contrario al derecho internacional– en los asuntos internos de una nación soberana[3].
Esta nueva medida marca un recrudecimiento de la hostilidad de Estados Unidos hacia la democracia venezolana. En efecto, desde la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999 y el advenimiento de la Revolución Bolivariana, Washington no ha dejado de desestabilizar a Venezuela. El 11 de abril de 2002 la administración Bush orquestó un golpe de Estado contra el presidente Chávez y rompió el orden constitucional. La intervención masiva del pueblo logró poner término a la dictadura militar más corta de la historia de América Latina (48 horas). En diciembre de 2002 Washington apoyó el sabotaje petrolero que costó más de 10.000 millones de dólares a la economía venezolana. Desde entonces Estados Unidos no ha dejado de apoyar a la oposición antidemocrática y golpista que no ha vacilado en usar la violencia, como lo demostró la ola mortífera que golpeó el país en febrero de 2014, para conseguir por la fuerza lo que ha sido incapaz de obtener por las urnas. En efecto, desde 1998, la derecha venezolana perdió 19 de los 20 procesos electorales –reconocidos como transparentes por todas las instancias internacionales– que se llevaron a cabo bajo la Revolución Bolivariana. Caracas denunció inmediatamente un intento de golpe de Estado en su contra. El anuncio de Washington ocurrió unas semanas después de que Venezuela revelara la existencia de una conspiración que planificó la oposición para derrocar el orden constitucional, lo que llevó a la cárcel al alcalde de Caracas Antonio Ledezma y a varios miembros de las fuerzas armadas entre otros.[4]
Nicolás Maduro declaró que Barack Obama había “decidido pasar personalmente a cumplir la tarea de derrocar a [su] Gobierno, intervenir Venezuela, a controlarla desde el poder estadounidense”.[5] Se trata de “la más grande amenaza que se ha cernido contra la nación”, agregó, recordando que “nadie puede creer que Venezuela sea una amenaza contra EE.UU.”.[6] El objetivo es evidente, según Maduro: con las primeras reservas en hidrocarburos del mundo, Venezuela es una prioridad estratégica para Estados Unidos, que quiere controlar esos recursos. La medida que tomó Estados Unidos contra Venezuela suscitó el rechazo unánime de la comunidad internacional, incluso de sus más fieles aliados. La Unión Europea declaró que estaba fuera cuestión alinearse a la política de Washington y que “no est[aba] considerando” imponer “medidas restrictivas” contra Caracas. “La UE no tiene nada que decidir” sobre Venezuela, enfatizó José Manuel García Margallo, canciller español.[7]
[1]
Antonio María Delgado, «Obama aplica sanciones y declara emergencia nacional
por amenaza de Venezuela», El Nuevo
Herald, 10 de marzo de 2015.
[2] The White House, “Statement by the Press
Secretary on Venezuela”, 9 de marzo de 2015. https://www.whitehouse.gov/the-press-office/2015/03/09/statement-press-secretary-venezuela
(sitio consultado el 13 de marzo de 2015).
[3] Ultimas Noticias, «Maduro:
Le tiendo la mano al gobierno de EEUU”, 13 de marzo de 2015.
[4] Ignacio Ramonet, “La
tentative du coup d’Etat contre le Venezuela”, Medelu, 10 de marzo de 2015.
[5]
Fabiola Sánchez, “Maduro: EEUU asumió la tarea de derrocar a mi gobierno”, The Associated Press, 10 de marzo de
2015
[6] Agencia Venezolana de Noticias,
“Presidente llama a la unidad para vencer la amenaza más grave en la historia
de Venezuela”, 11 de marzo de 2015.
[7] Agence France Presse, «La Unión
Europea ‘no está considerando’ sanciones contra Venezuela», 10 de marzo de
2015.
América Latina repudió el Decreto Presidencial de Barack Obama y reclamó el respeto del Derecho Internacional.
Las condenas
más firmes contra las medidas hostiles de Washington procedieron del Nuevo
Mundo. Cuba fue la primera nación que criticó el decreto presidencial el mismo
día de su divulgación. La Habana usó un lenguaje diplomático fuerte y reafirmó
su “su incondicional apoyo […] al Gobierno legítimo del presidente Nicolás
Maduro”, mostrando así que el acercamiento con Estados Unidos no interfería de
ningún modo en su política exterior. La declaración, hecha el 9 de marzo de
2015, es edificante: “El Gobierno Revolucionario de la República de Cuba ha conocido la
arbitraria y agresiva Orden Ejecutiva emitida por el Presidente de los Estados
Unidos contra el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, que
califica a este país como una amenaza a su seguridad nacional […].¿Cómo amenaza Venezuela a Estados Unidos? A miles de kilómetros de
distancia, sin armas estratégicas y sin emplear recursos ni funcionarios para
conspirar contra el orden constitucional estadounidense, la declaración suena
poco creíble y desnuda los fines de quienes la hacen. […]Nadie tiene derecho a intervenir en los asuntos internos de un Estado
soberano ni a declararlo, sin fundamento alguno, como amenaza a su seguridad
nacional.Así como Cuba nunca estuvo sola, Venezuela tampoco lo estará”.[1]
Durante la Cumbre extraordinaria de los jefes de Estado de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), del 17 de marzo de 2015, el presidente cubano Raúl Castro reafirmó su apoyo a Venezuela y mandó un mensaje explícito a Washington: “Estados Unidos debería entender de una vez que es imposible seducir y comprar a Cuba, ni intimidar a Venezuela. Nuestra unidad es indestructible.Tampoco cederemos ni un ápice en la defensa de la soberanía e independencia, ni toleraremos ningún tipo de injerencia, ni condicionamiento en nuestros asuntos internos.
Durante la Cumbre extraordinaria de los jefes de Estado de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), del 17 de marzo de 2015, el presidente cubano Raúl Castro reafirmó su apoyo a Venezuela y mandó un mensaje explícito a Washington: “Estados Unidos debería entender de una vez que es imposible seducir y comprar a Cuba, ni intimidar a Venezuela. Nuestra unidad es indestructible.Tampoco cederemos ni un ápice en la defensa de la soberanía e independencia, ni toleraremos ningún tipo de injerencia, ni condicionamiento en nuestros asuntos internos.
No cejaremos en la defensa de las causas justas en
Nuestra América y en el mundo, ni dejaremos nunca solos a nuestros hermanos de
lucha. Hemos venido aquí a cerrar filas con Venezuela y con el ALBA y a ratificar
que los principios no son negociables. […]No permitiremos que se vulnere la soberanía o se
quebrante la paz en América Latina”.[2]
Argentina publicó una larga declaración rechazando las medidas hostiles que adoptó Washington y brindó su apoyo a la democracia venezolana: “El Gobierno argentino ha tomado conocimiento, con preocupación, del contenido de la Orden Ejecutiva emitida por el Gobierno de Estados Unidos […]. La gravedad de dicha denuncia no solo causa consternación por la dureza inusual de sus términos, casi amenazantes, sino que además provoca estupor y sorpresa. Es que resulta absolutamente inverosímil para cualquier persona medianamente informada que Venezuela, o cualquier país de Sudamérica o Latinoamérica, pueda constituir una amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos de Norteamérica. Lo absurdo e injusto de la acusación es lo que causa la consternación […]. La Argentina, al igual que los demás países de la región, considera que el diálogo constructivo y la negociación pacífica son el único camino para superar las diferencias, a la vez que rechaza toda injerencia en los asuntos internos de otros Estados. En ese sentido, hace un llamado al Gobierno de los Estados Unidos para que evite el uso de un lenguaje impropio para un país de su importancia y responsabilidad como potencia global, o sanciones que ya han demostrado, en otros casos, que sólo conducen al fracaso y la enemistad entre los pueblos y sus gobiernos”.[3]
Por su parte, el presidente boliviano Evo Morales exigió que Estados Unidos “pid[ier]a perdón a América latina, y en especial a Venezuela”. América Latina rechaza toda “intervención militar [o] amenazas a la democracia y a nuestras revoluciones”, agregó.[4]
Ecuador calificó la decisión de Washington de “grotesca” y de “riesgo grave contra la paz y la democracia en la región”. “Sólo faltó que ‘sancione’ a los votantes venezolanos”, anunció en tono sarcástico su presidente Rafael Correa.
Por su parte, Nicaragua expresó “profundo rechazo e indignación ante la inaceptable declaratoria, de corte imperial”.[5]
El antiguo presidente de Uruguay, Pepe Mujica, considerado la conciencia moral del continente latinoamericano, condenó la actitud agresiva de Estados Unidos: “No preciso informes ni pruebas de que los americanos se meten. Cualquiera que mire el mapa, para decir que Venezuela puede ser una amenaza tiene que estar pasado de manija. [Los venezolanos] tienen una Constitución maravillosa. La más audaz de toda América Latina. A nosotros nos conviene una Venezuela independiente”.[6]
Argentina publicó una larga declaración rechazando las medidas hostiles que adoptó Washington y brindó su apoyo a la democracia venezolana: “El Gobierno argentino ha tomado conocimiento, con preocupación, del contenido de la Orden Ejecutiva emitida por el Gobierno de Estados Unidos […]. La gravedad de dicha denuncia no solo causa consternación por la dureza inusual de sus términos, casi amenazantes, sino que además provoca estupor y sorpresa. Es que resulta absolutamente inverosímil para cualquier persona medianamente informada que Venezuela, o cualquier país de Sudamérica o Latinoamérica, pueda constituir una amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos de Norteamérica. Lo absurdo e injusto de la acusación es lo que causa la consternación […]. La Argentina, al igual que los demás países de la región, considera que el diálogo constructivo y la negociación pacífica son el único camino para superar las diferencias, a la vez que rechaza toda injerencia en los asuntos internos de otros Estados. En ese sentido, hace un llamado al Gobierno de los Estados Unidos para que evite el uso de un lenguaje impropio para un país de su importancia y responsabilidad como potencia global, o sanciones que ya han demostrado, en otros casos, que sólo conducen al fracaso y la enemistad entre los pueblos y sus gobiernos”.[3]
Por su parte, el presidente boliviano Evo Morales exigió que Estados Unidos “pid[ier]a perdón a América latina, y en especial a Venezuela”. América Latina rechaza toda “intervención militar [o] amenazas a la democracia y a nuestras revoluciones”, agregó.[4]
Ecuador calificó la decisión de Washington de “grotesca” y de “riesgo grave contra la paz y la democracia en la región”. “Sólo faltó que ‘sancione’ a los votantes venezolanos”, anunció en tono sarcástico su presidente Rafael Correa.
Por su parte, Nicaragua expresó “profundo rechazo e indignación ante la inaceptable declaratoria, de corte imperial”.[5]
El antiguo presidente de Uruguay, Pepe Mujica, considerado la conciencia moral del continente latinoamericano, condenó la actitud agresiva de Estados Unidos: “No preciso informes ni pruebas de que los americanos se meten. Cualquiera que mire el mapa, para decir que Venezuela puede ser una amenaza tiene que estar pasado de manija. [Los venezolanos] tienen una Constitución maravillosa. La más audaz de toda América Latina. A nosotros nos conviene una Venezuela independiente”.[6]
Los organismos
latinoamericanos también criticaron el decreto presidencial de Obama. La Unión
de Naciones Suramericanas (UNASUR), que agrupa a los 12 países de América del
Sur, rechazó unánimemente la injerencia estadounidense. En una declaración
común, la UNASUR denunció un acto hostil: “Los Estados miembros de la Unión de Naciones
Suramericanas manifiestan su rechazo al Decreto Ejecutivo del Gobierno de los
Estados Unidos de América, aprobado el 9 de marzo de 2015, por cuanto
constituye una amenaza injerencista a la soberanía y al principio de no
intervención en los asuntos internos de otros Estados.Los Estados Miembros de UNASUR reafirman su compromiso
con la plena vigencia del Derecho Internacional, la Solución Pacífica de
Controversias y el principio de No Intervención, y reiteran su llamado a que
los Gobiernos se abstengan de la aplicación de medidas coercitivas unilaterales
que contravengan el Derecho Internacional.UNASUR reitera el llamado al gobierno de los Estados
Unidos de América para que evalúe y ponga en práctica alternativas de diálogo
con el gobierno de Venezuela, bajo los principios de respeto a la soberanía y
autodeterminación de los pueblos. En consecuencia, solicita la derogación del
citado Decreto Ejecutivo”.[7]
El Parlamento del Mercado Común del Sur
(Mercosur), que agrupa a 10 países suramericanos (5 miembros permanentes y 5
asociados), declaró su “más enérgico y categórico rechazo” a las sanciones que
anunció Estados Unidos y denunció “una amenaza real de agresión a la soberanía,
la paz y la estabilidad democrática de este país suramericano y por ende del
Mercosur”. Esas medidas “constituyen en sí mismas un peligro de una
intervención armada contra Venezuela, lo cual debe activar una alerta nacional
e internacional”.[8]
La Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) expresó su solidaridad “con el pueblo venezolano” y “su legítimo gobierno y rechaza esta declaración que es inexplicable y arbitraria. El mundo sabe que ningún país de América Latina representa una amenaza para la Paz”. El secretario general de la entidad rechazó la intromisión de Washington: “América Latina y el Caribe fue proclamada por la Segunda Cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) como una Zona de Paz y es por ello que esta actitud resulta una agresión inaceptable para la Región”. [9]
El Parlatino, Parlamento latinoamericano integrado por 23 países, también condenó la acción hostil de Barack Obama y exigió la derogación del decreto presidencial contra Venezuela. “Lo que está en juego es la defensa de nuestra independencia, el control de nuestros recursos naturales y la libertad de decidir sobre nuestro propio destino”, enfatizó Ángel Rodríguez, el representante venezolano.[10]
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) expresó “su más enérgico rechazo al "Decreto Ejecutivo". “Esta agresión es violatoria de toda norma internacional que rige la vida de los Estados iguales y soberanos, desconoce la tradición antiimperialista que históricamente han reivindicado nuestros pueblos, y constituye una amenaza para la paz y tranquilidad de nuestros países”.[11]
Las Naciones Unidas, más particularmente el Consejo de Derecho Humanos de Ginebra, denunciaron la política agresiva de Washington. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños –que agrupa a 33 países, Rusia y China entre otros- repudió la imposición de “medidas coercitivas unilaterales como mecanismo de presión política o económica, hecho que viola los principios de la Carta de las Naciones Unidas”. [12]
La Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) expresó su solidaridad “con el pueblo venezolano” y “su legítimo gobierno y rechaza esta declaración que es inexplicable y arbitraria. El mundo sabe que ningún país de América Latina representa una amenaza para la Paz”. El secretario general de la entidad rechazó la intromisión de Washington: “América Latina y el Caribe fue proclamada por la Segunda Cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) como una Zona de Paz y es por ello que esta actitud resulta una agresión inaceptable para la Región”. [9]
El Parlatino, Parlamento latinoamericano integrado por 23 países, también condenó la acción hostil de Barack Obama y exigió la derogación del decreto presidencial contra Venezuela. “Lo que está en juego es la defensa de nuestra independencia, el control de nuestros recursos naturales y la libertad de decidir sobre nuestro propio destino”, enfatizó Ángel Rodríguez, el representante venezolano.[10]
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) expresó “su más enérgico rechazo al "Decreto Ejecutivo". “Esta agresión es violatoria de toda norma internacional que rige la vida de los Estados iguales y soberanos, desconoce la tradición antiimperialista que históricamente han reivindicado nuestros pueblos, y constituye una amenaza para la paz y tranquilidad de nuestros países”.[11]
Las Naciones Unidas, más particularmente el Consejo de Derecho Humanos de Ginebra, denunciaron la política agresiva de Washington. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños –que agrupa a 33 países, Rusia y China entre otros- repudió la imposición de “medidas coercitivas unilaterales como mecanismo de presión política o económica, hecho que viola los principios de la Carta de las Naciones Unidas”. [12]
Frente al
rechazo unánime de la comunidad internacional, Estados Unidos tuvo que hacer
una declaración afirmando que su objetivo no era derrocar al Gobierno
democrático de Nicolás Maduro. El Departamento de Estado aseguró que “EE.UU. no
busca[ba] la caída de la Gobierno venezolano ni trata de sabotear la economía
venezolana”. Pero esas palabras no han convencido a América Latina, dada la
multiplicación por parte de Washington de los actos hostiles hacia Venezuela
desde el advenimiento de la Revolución Bolivariana.[13]
A menos de un mes de la Cumbre de las Américas, que tendrá lugar los días 10 y 11 de abril de 2015 en Panamá, el presidente de Estados Unidos acaba de alinearse frente a toda América Latina al imponer una política hostil y agresiva contra Venezuela violando el principio de no injerencia en los asuntos de una nación soberana. Mientras tenía la oportunidad de presentarse ante la comunidad latinoamericana dotado del prestigio que le confirió su decisión histórica de restablecer el diálogo con Cuba, Barack Obama será acogido por los países del Sur con suspicacia y rechazo, como fue el caso de su predecesor en la Casa Blanca…un tal George W. Bush.
A menos de un mes de la Cumbre de las Américas, que tendrá lugar los días 10 y 11 de abril de 2015 en Panamá, el presidente de Estados Unidos acaba de alinearse frente a toda América Latina al imponer una política hostil y agresiva contra Venezuela violando el principio de no injerencia en los asuntos de una nación soberana. Mientras tenía la oportunidad de presentarse ante la comunidad latinoamericana dotado del prestigio que le confirió su decisión histórica de restablecer el diálogo con Cuba, Barack Obama será acogido por los países del Sur con suspicacia y rechazo, como fue el caso de su predecesor en la Casa Blanca…un tal George W. Bush.
*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la
Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la
Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre
Cuba y Estados Unidos. Su último libro
se titula Cuba, the Media, and the
Challenge of Impartiality, New York, Monthly Review Press, 2014, con un
prólogo de Eduardo Galeano.
Fuentes:
Fuentes:
[1] Gobierno Revolucionario de la República de Cuba, “Declaración”, Cubadebate, 9 de marzo de 2015. [2] La Iguana TV, “Raúl Castro: Es imposible
comprar a Cuba, ni intimidar a Venezuela. Nuestra unidad es indestructible”, 17
de marzo de 2015.
[3] Presidencia de Argentina,
“Declaración sobre las medidas adoptadas por Estados Unidos contra Venezuela”,
11 de marzo de 2015. http://www.presidencia.gob.ar/eventos-destacados/28443-la-argentina-mostro-su-preocupacion-por-sanciones-de-estados-unidos-a-venezuela
(sitio consultado el 18 de marzo de 2015)
[4] Página 12, Suma apoyos el gobierno de
Venezuela”, 14 de marzo de 2015.
[5] El Nuevo Herald, “Latinoamérica defiende a
Venezuela y EEUU niega promover inestabilidad”, 10 de marzo de 2015.
[6] El Observador, “Mujica no duda de que “los
gringos se meten en Venezuela”, 12 de marzo de 2015.
[7] UNASUR, «Comunicado de la Unión de Naciones
Suramericanas sobre el Decreto Ejecutivo del Gobierno de los Estados Unidos
sobre Venezuela», 14 de marzo de 2015. http://www.unasursg.org/node/169 (sitio consultado el 17 de marzo de 2015).
[8] EFE, «Presidencia de Parlasur dicta su ‘enérgico y
categórico’ rechazo a medidas EEUU», 11 de marzo de 2015.
[9] EFE, «Aladi y Parlasur rechazan sanciones de EEUU a
funcionarios de Venezuela», 11 de marzo de 2015.
[10] Parlatino, «Parlamento Latinoamericano
en Panamá exhorta a EEUU a derogar decreto contra Venezuela», 17 de marzo de
2015. http://www.parlatino.org.ve/index.php/noticias/politica-nacional-e-internacional
(sitio consultado el 18 de marzo de 2015).
[11] Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América,
“Alba rechaza toda agresión de Estados Unidos que busque vulnerar la soberanía
de Venezuela”, 9 de marzo de 2015.
[12] PSUV, «Venezuela recibe apoyo en ONU ante sanciones de EEUU»,
13 de marzo de 2015.
[13] EFE, «EEUU insiste en que no busca la caída de
Maduro y pide soluciones regionales», 17 de marzo de 2015.
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