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09 abril, 2015

"El Gato” #Rodríguez Agente #CIA que Mató al #CHE

Cumbre: Sepa bien quien es “El Gato” Rodríguez, el agente CIA que mató al CHE
JEAN-GUY ALLARD

Cuenta entre las más famosas crápulas que alberga Miami, la ciudad norteamericana que contiene, sin duda, más asesinos, esbirros, torturadores y criminales de cualquier índole, por metro cuadrado….
En aquella retrograda metrópoli floridana, se cuenta cómo George Bush, el padre, entonces operativo de la CIA encargado de operaciones anticubanas, conoció a Félix Rodríguez Mendigutía, ex agente de la policía de Batista, mientras reclutaba a emigrados cubanos para conformar una tropa de matones y saboteadores. Después de un riguroso entrenamiento, el grupo “de élite” iba a actuar en territorio cubano simultáneamente a la invasión de Playa Girón en el marco de la famosa Operación 40- concebida por el vicedirector de la CIA, Charles Cabell.


Así fue como se reunió a individuos tales como: Luis Posada Carriles, Frank Sturgis, E. Howard Hunt, Guillermo e Ignacio Novo Sampoll, Rafael Quintero, José Basulto, Herminio Díaz y Bernard Barker, que luego aparecieron vinculados a los trucos más sucios de los que conformaban ya la mafia miamense.
Sobrino de José Antonio “Toto” Mendigutía Silvera, Ministro de Obras Públicas y cercano colaborador del dictador cubano Fulgencio Batista, el joven Félix Rodríguez (más precisamente Félix Ismael Fernando José Rodríguez Mendiglutía), ex alumno de la Havana Military Academy y agente del aparato represivo batistiano, tenía todas las características para sumarse a esta tropa de sicarios.
Apenas reclutado, Félix Rodríguez parte hacia la base norteamericana del canal de Panamá para recibir entrenamiento en sabotaje y terrorismo.


UNA PRIMERA MISIÓN DESASTROSA
Pocos meses más tarde, a finales de 1960, la CIA le confía su primera misión. Llega a Cuba el 14 de febrero de 1961, con otros agentes, a bordo de una lancha rápida que los deja en una zona próxima a Arcos de Canasí, en los límites de las provincias de La Habana y Matanzas.
Desembarca con dos toneladas de equipos y explosivos que son descubiertos, pocos días después, por la
Seguridad de Estado cubano, gracias a un agente infiltrado en la operación.
Félix Rodríguez también venía con instrucciones para la contrarrevolución interna para que, entre otras operaciones, se provocara la voladura del puente de Bacunayagua en los momentos en que se produjera la invasión proyectada.
Llega el momento de la invasión de Playa Girón (Bahía de Cochinos). Fracasa miserablemente, en menos de 72 horas. La Revolución Cubana no sólo aplasta entonces a la fuerza invasora sino que se capturan más de un millar de mercenarios.
Perseguido por la Seguridad del Estado, Rodríguez se esconde en casa de un contrarrevolucionario y contacta con un funcionario de la embajada española, agente de la CIA, quien organiza su salida del país a través de la embajada venezolana.
Tras la derrota de Playa Girón los círculos extremistas de Miami acusaron furiosamente al gobierno de Kennedy de haberlos “traicionado”. Pero el presidente estaba también furioso. Despidió al director de la CIA, Allen Dulles, a su vicedirector, Charles Cabell, y al jefe de las operaciones encubiertas, Dick Bissell.
En 1963, Kennedy es asesinado. La implicación de varios conspiradores cubanos, incluyendo a Félix Rodríguez, Frank Sturgis, Herminio Díaz, Orlando Bosch, los hermanos Guillermo e Ignacio Novo Sampoll y, particularmente, Luis Posada Carriles, es considerada por varios investigadores del tema. Por otro lado, el papel de George Bush, Richard Nixon y de varios reyes del petróleo de Texas es también cuestionado.
George Bush estaba en Texas aquel día. Siempre dijo no recordarse con precisión de sus actividades. Tampoco Félix Rodríguez se recuerda. Sin embargo, años después, fue desclasificada una carta del Jefe del FBI, en la cual J. Edgar Hoover explicaba cómo un tal “Señor George Bush de la CIA” había informado acerca de la reacción de los círculos cubano-americanos de Miami después del asesinato.

EN FORT BENNINGS, CON POSADA Y MAS CANOSA
A su regreso de Cuba, por órdenes de la CIA, Félix Rodríguez pasa un curso en Fort Bennings con los elementos más fanáticos de la Operación 40, entre otros Luis Posada Carriles, futuro jefe de pandilla terrorista, y Jorge Mas Canosa, quien fundara y dirigirá la terrorista Fundación Nacional Cubano-Americana.
Luego fue enviado a Nicaragua con un grupo de agentes que atacó el buque español Sierra de Aranzazu como represalia por las relaciones mantenidas por España con Cuba. El ataque terrorista crea tal escándalo que la CIA retira su tropa anti-cubana, supuestamente de élite.
Según su propio testimonio desclasificado, en junio de 1967, Félix Rodríguez recibe una llamada de un oficial de la CIA que se identifica como Larry S. quien le propone sumarse a una operación destinada a capturar al Che Guevara cuya presencia en Bolivia está confirmada. Rodríguez usará el nombre de “Félix Ramos Medina”. Terminará con el apodo de “El Gato”.


Viajará con otro mercenario cubano americano de apellido González, con el cual llega en La Paz, la capital boliviana, el 2 de agosto de 1967. Son recibidos por el oficial de caso, denominado Jim, y un oficial boliviano de inmigración. La estación CIA es dirigida por John Tilton. Otro cubano-americano, Gustavo Villoldo, se sumará pronto a Rodríguez y González.
El 31 de agosto, Rodríguez tiene una primera oportunidad de ejercer sus “talentos” en materia de interrogatorio. José Castillo Chávez, “Paco”, un miembro de la tropa del Che cae preso. Rodríguez se desplaza por avión desde Santa Cruz hasta Vallegrande, acompañado por el Mayor Arnaldo Saucedo.
El 22 de septiembre, los guerrilleros toman el caserío de Alto Seco pero luego caen en una emboscada en la población de Jagüey donde mueren Coco Pedredo, Manuel Hernández Osorio y Mario Gutiérrez Arcaya. Los militares atan los cadáveres sobre unos burros y aparecen así ante los campesinos horrorizados de Pucará, a poca distancia. El informe sobre el incidente estará entregado directamente al agente de la CIA Félix Ramos.
Este día el guerrillero Antonio “León” Domínguez Flores aprovecha el combate para alejarse de sus compañeros y luego entregarse al ejército. “El Gato” Ramos se encargará de sacarle toda la información. Incluso torturándolo y usándolo de informante al encarcelarlo junto al guerrillero preso Ciro Roberto Bustos.
La traición de León y la muerte de tres compañeros significaron indiscutiblemente un golpe muy grave para la guerrilla del Che.
Rodríguez afirma que impulsó entonces al Coronel Joaquín Zenteno Anaya, jefe de la Octava Division del Ejército boliviano, desplazar a su 2do Batallón de Rangers desde su cuartel general de La Esperanza hacia Vallegrande.
Los soldados bolivianos conformando el batallón han sido entrenados por los instructores dirigidos por el Mayor norteamericano de Tropas Especiales “Pappy” Shelton.
El 29 de septiembre, el Coronel Zenteno ordena a sus 650 Rangers dirigirse hacia el sector de Vallegrande con el objetivo de rodear a la tropa guerrillera. Rodríguez acompaña a la tropa. Protegiendo más que nunca su verdadera identidad, el oficial CIA se hace designar exclusivamente bajo el nombre de “Capitán Ramos”,
El 30 de septiembre, el Che y su grupo son ubicados en el sector de Valle Serrano.
El 8 de octubre, en los alrededores de las 3:30 de la tarde, el Che cae preso después de agotar sus municiones en un combate donde recibe una herida en la pierna. El enfrentamiento dejó muertos a tres guerrilleros y dos soldados.
A las 4:00 PM, es conducido frente a un capitán de apellido Prado quien ordena a su operador radio de avisar a Vallegrande de la captura.

INSULTA AL CHE AMARRADO EN EL SUELO
El mensaje “Caída de Ramón confirmada” revela la noticia al Coronel Zenteno en Vallegrande quien, asombrado, exige una segunda confirmación y luego de obtenerla ordena el traslado del Che a La Higuera… justo antes de avisar a Félix Rodríguez, en Vallegrande, con otro mensaje en clave.


En las horas siguientes, el Presidente norteamericano Lyndon B. Johnson es avisado por su asesor Walt Rostow, con un memorandum urgente, que el Che está preso en Bolivia.
Según su versión de los eventos, Félix “Ramos” Rodríguez llega en helicóptero a La Higuera a las 6:15 de la mañana, el día 9, con Zenteno Anaya quien dejó en Vallegrande a su propio jefe de inteligencia, Saucedo Parada, por falta de espacio en el pequeño aparato. “El Gato” trae un potente radio y una cámara.
Observa al Che tendido en el suelo, los brazos atados en la espalda y sus pies amarrados y empieza a insultarlo con desprecio.
Luego, transmite con su radio un mensaje cifrado a la estación CIA más cercana para su retransmisión hacia el cuartel general de la CIA en Langley, Virginia. Empezó a fotografiar sistemáticamente todos los documentos encontrados con el Che, incluso su diario, página por página.
Realiza un número de fotos del Che que la CIA mantiene secretas hasta hoy.
Este mismo día, el dictador boliviano Barrientos recibe del embajador norteamericano Henderson la orden de muerte del Che.
Félix Rodríguez recibe luego un mensaje cifrado dando el código establecido para la ejecución.
Según los documentos norteamericanos desclasificados, será el propio mercenario cubano americano que informará, una hora más tarde, al Coronel boliviano Zenteno de la decisión.
Sobre este tema, Ramos-Rodríguez pretenderá luego que tenía la orden de sus superiores de la CIA de mantener el Che vivo “a todo costo”. Según sus pretensiones, la CIA y el Gobierno norteamericano habían preparado condiciones para llevarse al Che a Panamá, usando “helicópteros y aviones”. Lo que no corresponde de ninguna manera a lo que sucederá.
Rodríguez afirmará que frente al Coronel Zenteno quien dice que debe obedecer a las órdenes recibidas (a través de Ramos), decidió “dejar la historia seguir su curso”.
En su relación de los eventos, Rodríguez-Ramos, agente de la CIA y torturador formado en Fort Bennings toma la precaución de atribuirse sentimientos humanitarios, algo obviamente absurdo de parte de una crápula de tal dimensión.


Aquellas afirmaciones del hombre que luego participará, en Vietnam, en la operación de exterminio de militantes comunistas denominada “Phoenix” -una verdadera masacre- sólo merecen estar archivadas al lado de las frases inventadas del Che que la CIA difundió y sigue difundiendo, hasta en Internet.
Lo cierto es que será al “Capitán Ramos” y no al coronel boliviano a quien llega la orientación de matar al Che. “El Gato” la comunica al coronel boliviano y luego dirige la ejecución.
Según el joven soldado Eduardo Huerta Lorenzetti quien estaba de guardia en la escuelita donde yace el Guerrillero Heroico, el agente cubano-americano de la CIA entra repentinamente y zarandea al Che atado por los hombros para que hablara, lo hala bruscamente por la barba y le grita que lo va a matar.
Huerta trata de intervenir pero “El Gato” lo amenaza gritándole “¡boliviano de mierda!”.
La discusión quedó interrumpida por la llegada de un cadáver y otro prisionero, Juan Pablo Chang Navarro “El Chino”, casi ciego.
Ramos le da golpes al preso y luego, con una bayoneta, le provoca varias heridas intentando que hable, sin lograrlo.

“MANDÉ A TERÁN QUE CUMPLIERA LA ORDEN”
Félix Rodríguez, alias Capitán Ramos, alias “El Gato”, ordena entonces al Sargento Jaime Terán asesinar al Che.
Lo confesó a la revista española Cambio 16, edición del 18 de diciembre de 1998: “Salí y mandé a Terán que cumpliera la orden. Le dije que debía dispararle por debajo del cuello porque tenía que parecer muerto en combate”.
Asustado, Terán no llega a disparar sobre el Guerrillero Heroico.
- ¡Dispara cojudo, dispara!, le grita Ramos a Terán.
Terán sigue sin disparar y sale de la escuelita.
”El Gato” grita amenazas y le ordena terminantemente entrar de nuevo y cumplir con la orden.
Terán, finalmente, dispara.


Entonces, el agente de la CIA Félix Rodríguez imitando cobardemente a unos militares presentes, dispara hacia el cuerpo del Guerrillero Heroico.
Esta mima tarde, Rodríguez sale de La Higuera en helicóptero hacia Vallegrande. Contará que al llegar “sabiendo que la gente de Castro estarían mirando para agentes de la CIA”, se puso la gorra del ejército boliviano.
El corresponsal de The Guardian, el inglés Richard Gott, escribe en aquel momento que al llegar el cuerpo del Che en Vallegrande, la operación fue dejada en manos de un hombre en traje de campaña cuya descripción corresponde a Félix Rodríguez.

“! VAMOS A LLEVARNOLOS PAL’CARAJO!”
El cadáver fue trasladado a un camión.
Gott contó cómo “Las puertas del camión se abrieron de repente y el agente americano saltó, emitiendo un grito de guerra: “!Vamos a llevárnoslos pal’carajo!”
A uno de los corresponsales quien le preguntaba de dónde venía, Ramos-Rodríguez le contestó bruscamente: “¡De ninguna parte!”
Gott anotó cómo “El Gato” miraba iracundo cada vez que una cámara era dirigida hacía él. También observó cómo este “capitán” estaba hablando con los oficiales de mayor grado “en términos familiares”.
En el hotel de Vallegrande, los agentes de la CIA, encabezados por Félix “El Gato” Rodríguez, y oficiales bolivianos, festejaron la muerte del Che.


Según los testigos, Félix Rodríguez abrió una botella de whisky y brindó a los presentes.
En las horas siguientes, “El Gato” también participó en la decisión de cortarle las manos al Che para su posterior identificación.
Terminada su bochornosa misión de sicario, Félix Rodríguez salió de Vallegrande para Santa Cruz, luego a Panamá y finalmente a Estados Unidos.

TORTURADOR EN VIETNAM
El 24 de febrero de 1969, Rodríguez obtiene la ciudadanía norteamericana.
La CIA lo manda a Saigón, en Vietnam, donde se dedica a torturar e interrogar a los prisioneros al lado de Ted Shackley, quien fuera Jefe de la gigantesca estación CIA JM/Wave de Miami, encargada de las operaciones contra Cuba.
Con extrema violencia, participa en el Programa Phoenix. Según William Colby, ex jefe de la CIA, esta operación de extrema represión dejó 26 369 muertos entre las 33 350 personas detenidas en los centros de interrogatorios norteamericanos.
Félix Rodríguez, integrando la empresa de cobertura Air América, trafica luego heroína desde Laos para la red norteamericana de Santos Traficante, el ex padrino habanero, al fin de influir en el conflicto laosiano ganándose el apoyo de tribus aisladas. La operación está dirigida por Donald Gregg, quien obedece a las orientaciones de Ted Shackley.
Entre 1972 y 1973, Félix Rodríguez es instructor del Ejército Argentino convocado por el entonces jefe del Cuerpo de Ejército I, general Tomás Sánchez de Bustamante, a quien conoció en Vietnam.
Luego aparece como hombre de confianza y de consulta de la agencia Trident Investigative Services Inc. La agencia es representada en la Argentina por John Battaglia Ponte, un uruguayo nacionalizado estadounidense y ex agente de la CIA, que en los años 70 participó del llamado “Plan Cóndor” que coordinó el accionar ilegal de los aparatos represivos del Cono Sur.
En agosto de 1974, George Bush, entonces director de la CIA, confía a Orlando Bosch la responsabilidad de reunir el conjunto de los grupos terroristas de Miami en un solo grupo, la famosa Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU) que luego realizara un centenar de atentados en más de 25 países.
Félix Rodríguez colabora con Bosch y cumple entonces varias “misiones” en Uruguay, Brasil, Costa Rica, Honduras, Guatemala y El Salvador. Actúa en América Central y ayuda a la fuga de Anastasio Somoza de Nicaragua.


Bush desinformara al Congreso acerca de la muerte de Orlando Letellier, ex ministro chileno y ex embajador de Chile en EE.UU., y de Ronni Moffit, militante de los derechos humanos, asesinados en pleno Washington por agentes de la dictadura de Pinochet y matones cubano-americanos “prestados” por los hermanos Guillermo y Ignacio Novo Sampoll, discípulos de Bosch, y también “socios” de Félix Rodríguez, desde la famosa Operación 40.

CONDECORADO POR SU MENTOR
En 1976, Bush condecora a su socio Rodríguez con la medalla Estrella al Valor.
En 1979, Rodríguez se vincula al comercio de las armas en América del Sur, en asociación con Ted Shackley, su jefe en Saigón.
En 1981 Reagan y Bush ocupan la Casa Blanca y Félix Rodríguez cumple varias misiones por cuenta de la CIA, paralelamente a sus varios tráficos.
En 1982, el director de la CIA, William Casey, lanza la operación Black Eagle para “ampliar el papel de EE.UU. en América Central”.
En agosto, el vicepresidente George Bush nombra a Donald Gregg (el de Laos) como Consejero para la Seguridad Nacional. Gregg manda a Félix Rodríguez en misiones de apoyo a la Contra nicaragüense.
Rodríguez organiza, con José Basulto (hoy cabecilla de Hermanos al Rescate) lo que luego se calificó de mayor desvío de fondos de seguro social de la historia de EE.UU. bajo el pretexto de organizar ilegalmente servicios hospitalarios para los mercenarios de la Contra nicaragüense.
En octubre 1984, Gerald Latchinian, vice-director de Giro Aviation, una empresa aérea de la CIA manejada por Félix Rodríguez, es arrestado y encarcelado por la importación de 10 millones de dólares de cocaína.
A finales de 1984, Donald Gregg presenta al coronel Oliver North, jefe de las operaciones en América central, a Félix Rodríguez. Rodríguez se entrevista directamente con Bush el 22 de enero de 1985.

NARCOTRAFICANTE EN EL SALVADOR
También a partir de este momento, en El Salvador, el ex miembro de la Operación 40 se encarga de coordinar las operaciones de transporte de enormes cantidades de cocaína desde Colombia hasta los Estados Unidos.
La CIA le ofrece, como principal ayudante, a su viejo socio, el archí-terrorista Luis Posada Carriles, hoy enjuiciado en Panamá por un atentado fracasado contra Fidel Castro.
Un ex agente de la DEA (la agencia federal norteamericana anti-droga), Celerino Castillo III, contó más tarde ante el comité de inteligencia de la Cámara cómo sus informantes descubrieron en la base de Ilopango almacenes de drogas, armas y dinero. También cómo se dieron cuenta de que muchos de los pilotos de los Contras estaban fichados como narcotraficantes en los dossier de la DEA.
El 18 de enero de 1985, Rodríguez se entrevista con Roberto Milán-Rodríguez, el experto en lavado de dinero del Cartel de Medellín, quien se jacta de haber ya “lavado” más de 1,5 mil millones de dólares para su organización. Milán-Rodríguez le entrega 10 millones de dólares, destinados a la Contra nicaragüense.
El 8 de mayo 1985, la oficina de Bush es alertada por Rodríguez de que un aparato C-123 ha sido derribado por las fuerzas armadas nicaragüenses. El piloto, Eugene Hassenfus, confiesa trabajar para la CIA bajo los órdenes de Max Gómez (Félix Rodríguez) y Ramón Medina (Luis Posada Carriles).
En diciembre 1985, George Bush recibe abierta y desvergonzadamente a su amigo Félix Rodríguez, torturador, asesino, ladrón y narcotraficante en la Casa Blanca. Rodríguez participa ahí en la celebración de Navidad.
En octubre del año siguiente, el General Singlaub se queja de los “contactos diarios” de Rodríguez con la oficina de Bush, temiendo “daños para el presidente Reagan y el Partido Republicano”.

“HAS GANADO MUCHO RESPETO”
En 1988, una comisión del Senado, dirigida por el senador John Kerry, investiga la escandalosa operación de tráfico de drogas y de armas involucrando a Oliver North, Donald Gregg, John Poindexter, Elliott Abrams, Otto Reich, Richard Armitage, John Negroponte, Mitch Daniels y Félix Rodríguez. Este último también tendrá que dar un testimonio, al parecer bien arreglado: “Has ganado mucho respeto en el proceso”, le comentará enigmáticamente George Bush en un mensaje personal que le escribió.
En 1989, George Bush consigue la presidencia. En la toma de posesión, Rodríguez está presente, al lado de un gran amigo, el General Rafael Bustillos, jefe de la Fuerza aérea de… El Salvador.
Aunque Félix Rodríguez afirma entonces que abandona la CIA, el semanario
Rolling Stone revela que sigue visitando la agencia cada mes para recibir instrucciones y que lleva allí su Cadillac a prueba de balas para darle mantenimiento.
Félix Rodríguez, entretanto, anda por Miami, mafiando con su red de ex agentes, matones, conspiradores…

HACIENDO SUS COMPRAS EN COSTCO
En el juicio de los Cinco de Miami, se reveló cómo uno de los patriotas cubanos se encontró, casualmente, algún fin de semana, con Félix Rodríguez, que esperaba detrás de él en la caja de un supermercado Costco de Miami. Pudo luego observar cómo salió, despreocupado, hacia su lujoso vehículo en el parqueo del centro comercial.
Socio de la cúpula terrorista cubano-americana de Miami y de los archí-terroristas Posada y Bosch, torturador en Saigón, ladrón del Watergate, narcotraficante de Laos y El Salvador, el mercenario de Bolivia, “El Gato” Rodríguez se jacta hoy de “haber matado” al Che. Conserva el reloj Rolex del Guerrillero Heroico tal cómo varias reliquias de sus numerosas víctimas.
“Héroe” del Imperio, el asesino condecorado anda libremente Miami, frecuenta a los demás canallas de la cúpula mafiosa y sigue jactándose de sus crímenes.
Vive en una lujosa casa de Miami-Dade.
En su sala exhibe sus trofeos.
Un Rolex GMT Master de acero y una pipa que pertenecieron al Che.
Así viven los asesinos, esbirros, torturadores y criminales de cualquier calaña en su santuario estadounidense de South Florida.

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