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08 abril, 2015

Erótica y la Funeraria del Poder

Erótica y Tanatorio del Poder
ibnasad,com

Vulgarmente se piensa que en las sociedades tradicionales (lo que los cursis académicos llaman el mundo antiguo), el poder tendía a personificarse en una única figura (Faraón, César, Rey...) hasta que un buen día, anteayer, llegó la modernidad con su democracia. Quizás la primera proposición sea cierta pero no la segunda: las democracias modernas llevaron la idealización arquetípica del líder politico hasta extremos que ni si quiera los recientes fascismos y comunismos osaron con ningún culto a la personalidad. El líder político de la modernidad no se conforma con hacer eso mismo (liderar la política), sino que se presenta como encarnación del credo ideológico (los mismos cursis lo llaman "valores democráticos") mientras que al mismo tiempo, siempre desde la más repugnante hipocresía, se inmiscuye en esferas íntimas que los faraones y reyes jamás se atrevieron a tocar. Por ejemplo, un Obama mata niños con drones en Pakistán mientras se deja fotografiar como padre de familia, jugando con sus hijas, bailando el charlestón... Los gobernantes del S. XXI además de dictar los impuestos a pagar y las leyes a acatar, aspiran a dictar la forma de comportarnos, de vestirnos, de peinarnos, de actuar en familia, de aparentar ser en sociedad, de pensar, de vivir en definitiva. Leovigildo no se preocupó por mostrarse cariñoso en público con su hija gótica con tendencias lésbicas. Tiberio no tuvo que confesar que fumó marihuana durante su adolescencia. ¿Se imaginan a Tutmosis III posando en una sesión de fotos para Vanity Fair? Los grandes emperadores de la antigüedad carecerían de humildad, clemencia, empatía... ¡lo que quieran! Pero demostraban tener algo que hoy no existe en ningún presidente, presidenta, aspirante o aspiranta a ello: Vergüenza.

En el colmo de esa sinvergüencería, los políticos también se nos muestran (o al menos, eso pretenden) como iconos de un vomitivo término que algún periodista satánico se inventó: "La Erótica del Poder". Y así, en el portal de MSN o Yahoo, no encontrarás valoraciones de quién es el mejor gestor público, o quién es el
político más culto, o quién es el mejor orador ... pero un día sí y otro también, publican encuestas sobre quién es "el más sexy". Se empeñan en ello, a pesar de la dificultad en encontrar atractivo físico en tipos y tipas con un aspecto devastado por el trajín burocrático y el sedentarismo del cargo público. La forma física de los politicos es, por lo general, lamentable; eso sin hablar del espejo del alma corrupta y podrida de estos Dorian Gray continuamente retratados.

Pero si en el país de los ciegos, el tuerto es el rey, Obama es un adonis, y Cospedal está buena. Para gustos están los colores pero poca gente pinta su casa de color mierda. Por ejemplo, Karima Al-Mahroug (una joven y guapa marroquí -foto-) aseguraba que Silvio Berlusconi resulta ser un hombre "atractivo y cariñoso". Dominique Strauss-Kahn fue valorado por alguna de sus amantes como un auténtico sex-bomb. Seguro que conocen a alguna tarada que dice que "Pablo Iglesias no es que sea guapo pero es atractivo" (una colega secretaria va más allá y dice -quizás para irritarme tras las calabazas- que "Iglesias tiene un buen polvo") Pero todo esto no responde a desvíos particulares y perversiones minoritarias: ¿Acaso no recuerdan a principio de los noventa a un repulsivo Mario Conde que tuvo que ser frenado a través de una conspiración del estado, al ver que millones de potenciales votantes femeninas tenían las bragas empapadas?


Por supuesto que a cualquier persona con un sentido estético ordenado, le resultará difícil contener la arcada ante todo esto, pero tenemos que asumir la dura realidad: en estas democracias postmodernas, el político no tiene otro objetivo que conseguir que el ciudadano acceda libremente a que le den por culo. Casi todos comprendemos el sentido figurado de esta máxima, pero pocos se atreven a ver el riguroso sentido literal: esta politicucha que sufrimos es pura seducción, del latín seducĕre, un engaño, una artimaña para acceder a la intimidad, una estrategia de estupro. La relación de poder entre el gobernante y el gobernado resulta ser (agarren la bolsa de plástico...) una pulsión erótica. Enfermiza, abyecta, inconsciente, nauseabunda, sadomasoquista, desviada, monstruosa, asquerosa, inhumana... pero seducción erótica al fin y al cabo. Ya pueden vomitar.

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