¿Crimen oculto de la CIA en USA?
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Poca cobertura se le dio al hecho en ese entonces o, al menos, no se le vinculó deliberadamente a su peligrosa investigación sobre los hechos del 9/11, pero la muerte de tres periodistas norteamericanos –luego de la desclasificación por el Congreso USA de las 28 páginas de documentos que implican a Arabia Saudita con los sucesos de ese fatídico día– en una misma semana, ha despertado nuevamente la sospecha de que las mismas no fueron casuales. Los tres periodistas norteamericanos estaban enfrascados en esclarecer el involucramiento de la inteligencia norteamericana en los atentados al World Trade Center.
Lo cierto es que en fechas cercanas –entre los días 11 y 12 de febrero del 2015– murieron Bob Simon, presentador del programa 60 minutos y corresponsal de la cadena CBS News; Ned Colt, corresponsal de la cadena NBC, y David Carr, periodista del diario The New York Times. El primero murió a causa de un sospechoso accidente de tránsito, mientras sus colegas murieron el mismo día 12: Carr de un infarto y Colt de un derrame cerebral.
Un mes antes los tres habían dado los pasos iniciales para investigar a fondo los sucesos del 9/11, junto a Brian Williams, tratando de obtener el visto bueno de Rusia para hurgar en sus archivos secretos todo aquello relacionado con los atentados de ese día.
La idea fue plasmar el resultado de su encuesta en un documental.
Hoy existen serias sospechas de que sus muertes fueron realizadas por la CIA, o con conocimiento de la misma, ante el temor de que apareciera públicamente la implicación de la administración norteamericana y se descubriera que fue un ataque de bandera falsa.
La CIA, el golpista oculto en Turquía.
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Cada vez se tiene la certeza de que la CIA norteamericana estuvo detrás de la intentona golpista en Turquía y que el desarrollo de los acontecimientos –a los que se unió la acción política inmediata de
Rusia, Irán y otras naciones– permitió frustrar la asonada contra Erdogan. El motivo hay que encontrarlo en el acercamiento de Erdogan a Rusia, en un intento de enmendar la política exterior de Turquía que no es bien visto por estratos de la elite militar turca bajo fuertes influencias de la CIA y la OTAN. “La matriz del golpe y el futuro turco son expresión de la creciente tensión entre la elite civil y militar conservadora –que se identifica con la OTAN y Occidente– y los sectores que quieren comerciar libremente con Rusia y hacer negocios con Irán. Los últimos pasos políticos del presidente turco profundizaron esa grieta hasta provocar un quiebre”, según Telma Luzzani.
Uno de los elementos cruciales y pocos conocidos que impidieron la captura y muerte del mandatario turco fue la presencia de un grupo de élite del 25 regimiento Spetsnaz –brazo de tropas especiales de la inteligencia rusa (GRU) – quienes se habían encargado de su protección personal desde fines del mes de junio. La CIA puso en marcha los planes golpistas subestimando la prontitud y eficacia de la ayuda rusa, quien ya había creado las condiciones para enfrentar cualquier intento de asesinato contra Erdogan. Asimismo, cuando se efectuó el ataque contra el Grand Yazici club Turban, en Marmaris, donde el mandatario estaba vacacionando, el pasado día 15 de julio, se frustró el mismo. De tal forma, la decena de operativos de la CIA que se trasladaron hacia Marmaris en un helicóptero fueron neutralizados por las fuerzas élite de Spetsnaz luego de un enfrentamiento armado. Algunos de estos operativos huyeron a Grecia donde fueron capturados y esperan ser extraditados.
Otros militares implicados por la CIA en la asonada golpista fueron los dos pilotos turcos que en noviembre pasado derribaron en la frontera con Siria un Su-24 ruso. Piloteando dos F-16 fueron disuadidos por el apoyo aéreo que protegía el avión en que se trasladaba Erdogan hacia Estambul. Todo parece indicar que un factor decisivo fue una contraorden recibida por los mismos, quienes posteriormente fueron capturados.
El principal consejero militar del presidente turco, el coronel Ali Yazici, así como un numeroso grupo de generales y altos mandos involucrados en el fallido golpe han sido detenidos. Muchos de ellos han mantenido vínculos con la CIA y el Pentágono.
Hasta el momento comienzan a dirigirse las acusaciones hacia los servicios de inteligencia USA por, al menos, tener conocimiento de los planes golpistas y no haber avisado a su aliado Erdogan. Sin embargo, se sabe que otras fuentes informaron sobre el golpe en marcha previamente a la Organización de Inteligencia Nacional de Turquía (MIT). Otros opinan que Erdogan conocía de antemano los planes golpistas y preparó su neutralización para afianzarse en el poder.
En este sentido, en el de culpar a USA por su complicidad, el exjefe del departamento de inteligencia del Estado Mayor turco, Hakki Pekin, declaró a Sputnik: "Si detrás de la intentona golpista estuvo la organización que, según se afirma, es responsable de la misma, Estados Unidos tenía que ser consciente de lo que estaba ocurriendo. Esta organización habría sido incapaz de poner en marcha el golpe sin haber informado a EEUU. Debieron haber advertido a Estados Unidos. Creo que, detrás de esta acción, se encuentran los servicios secretos norteamericanos".
Otros especialistas sobre el tema como Serguéi Makárov y Nick Heras sostienen la existencia de vínculos entre los golpistas y la CIA norteamericana. Por su parte, Obama, prometió hoy en una llamada telefónica a Erdogan “ayudar” en la investigación sobre el fallido golpe de Estado. ¿Huele a hipocresía, no?
Mientras tanto, en EEUU vive tranquilamente el supuesto autor intelectual del fallido golpe y reconocido agente de la CIA, Fetullah Gülen, dirigente de Hizmet, y quien ha logrado influenciar a los poderes militares, políticos y judiciales en Turquía. No teme a nada, sabe que cuenta con el apoyo USA.
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