Yo me quejaba porque no tenía zapatos, hasta que conocí a un
hombre que no tenía pies (Proverbio árabe)
Yo lloré
porque no tenía
zapatos, hasta que vi
un niño que no tenía pies
(Oswaldo
Guayasamín)
Tuve
aflicción por no tener zapatos, hasta que vi a quien no tenía pies.
(Harold Abbot
– 1934)
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