Guillermo Navarro Jiménez
En entrevista que concediera el ex presidente Osvaldo Hurtado Larrea
al diario El Comercio, a propósito de la presentación de su libro
“Dictaduras del siglo XXI. El caso ecuatoriano”, publicada en la edición
del 22 de noviembre bajo el título “En democracia no caben los
súbditos”, Osvaldo Hurtado afirma: “Este no es un libro sobre Correa, a
pesar de ser el principal actor. Es un libro sobre la vida, pasión y
muerte de la democracia ecuatoriana”. Democracia a secas, sin
calificativo alguno, como si existiese un único y obligatorio tipo de
democracia a la cual la sociedad ecuatoriana debería adherir. Posición
que, por cierto, impide juzgar cuál es el tipo de democracia con la que
se alinea y defiende. Lo que nos obliga a desentrañar cuál es el tipo de
democracia que el doctor Hurtado posiciona y defiende.
En la página 15 de su libro antes mencionado, Hurtado nos informa que
la democracia que le es cara, a la que otorga el carácter de universal
y obligatoria es la democracia representativa, y que los “ocho
elementos de un sistema democrático” al que hace referencia en la
entrevista son los contenidos en la Carta Democrática Interamericana
suscrita en Lima en el año 2001. Para que no haya duda al respecto, el
doctor Hurtado, luego de citar los artículos 4, 5, 6 y 7 de la Carta1,
afirma: “Aquellos principios y estos elementos de la democracia
liberal, también llamada representativa, están presentes en todos los
gobiernos del mundo”2. En otros términos, lo que el
doctor Hurtado propone, a más de no ser original, no es otra cosa que
una reiteración de la tesis de Fukuyama sobre el “fin de la historia”,
que, por corresponder a la utopía hegeliana, sostenía que el fin estaba
determinado por la democracia representativa y el neoliberalismo. Falta
de originalidad del doctor Hurtado que, por otra parte, demuestra su
desactualización sobre estos temas, puesto que Fukuyama abjuró de ese
planteamiento hace algunos años, como es ampliamente conocido en los
medios intelectuales de todo el mundo y como ya lo habíamos señalado a
propósito de una declaración similar formulada por el intelectual
mexicano Jorge Gutman Castañeda3, quien, seguramente,
por su paso a las líneas de la dominación a la cual repudiaba en sus
mejores días, debe formar parte de la “izquierda ilustrada”, concepto
que Osvaldo Hurtado introduce en su libro4, por cierto sin sustento teórico alguno para tal proposición.
Más allá de lo antes expresado, y como un adelanto a un estudio más
amplio sobre el contenido del libro de Hurtado, hemos de advertir que, a
más de la “democracia liberal, representativa”, en el mundo se han
debatido y debaten múltiples otras formas de democracia, como la
democracia directa o la democracia participativa, formulaciones
elaboradas como respuesta a las nuevas condiciones sociales, políticas,
comunicacionales que son propias del estado de desarrollo de las
sociedades en todo el mundo. Nuevas formas que no forman solo parte del
mundo intelectual, sino del real, del presente en muchos países, lo que,
por cierto, niega el carácter universal que le otorga el doctor Hurtado
a la democracia liberal, representativa en su texto.
A forma de conclusión, luego de esta breve reseña, es ineludible
informar al doctor Hurtado que el “fin de la historia” una de cuyas
características era la “democracia liberal, también llamada
representativa”, fue ya rebasada en el debate intelectual y en el mundo
real, por lo que no caben sus demandas o aseveraciones expuestas en la
entrevista y en su nuevo libro al respecto. A menos que trate de
escamotear estos procesos, como antes lo hiciera cuando obvió exponer
comentario alguno sobre el gobierno de Jamil Mahuad, su coideario,
cuando trató sobre los distintos gobiernos ecuatorianos que se
sucedieron en el último período conocido como democrático.
Democracia formal y democracia real
En la entrevista citada, el doctor Hurtado afirma: “Si a un grupo de
ecuatorianos solo le interesa la obra pública, mas no las libertades y
la democracia, es su decisión”. Juicio que traigo a colación por cuanto
tal posición pretende imponer el predominio de la democracia formal
sobre la democracia real. Al respecto vale recordar con Adolfo Sánchez
Vásquez que: “...aunque en ciertas circunstancias derecha e izquierda
hablen de los mismos valores, igualdad, libertad, democracia, justicia
social, no deben confundirse. No cabe la confusión cuando la izquierda
persigue no solo la igualdad política o jurídica, sino la igualdad
social o la limitación de las desigualdades sociales; cuando, lejos de
contentarse con la proclamación de las libertades políticas, exige la
creación de las condiciones reales que permitan ejercerlas; cuando sin
renunciar a la democracia política, parlamentaria, aspira a extenderla
-con una democracia participativa- a todas las esferas de la vida
social; cuando en el terreno de la justicia social propugna una política
hacendaria que ponga fin a los exorbitantes beneficios de las grandes
empresas; cuando aspira a excluir o reducir la pobreza con medidas que
limiten la acumulación excesiva de la riqueza” 5. Cita
que nos recuerda que la diferencia entre el doctor Hurtado, la
democracia cristiana y Cauce Democrático, entre otros, con la izquierda
ecuatoriana, radica en que mientras ellos añoran el retorno a una
democracia formal (liberal, representativa) que se recubre de una
palabrería hueca sobre la justicia social para ocultar el poder
económico de los grupos que controlan el poder y el ejercicio político
para su exclusivo beneficio, la izquierda lucha por una concreción real
de la justicia social, en el marco de una democracia participativa en
construcción.
Advertencia final
Permítaseme dudar sobre la sinceridad de la afirmación del doctor
Hurtado de que la presentación de su libro en estos momentos es “mérito
del editor (Paradiso editores)”. La presentación simultánea del libro y
del “Índice de desarrollo democrático en América Latina”, de la
fundación Konrad Adenauer, de filiación demócrata cristiana6, profusamente difundida en estos días por los mayores medios de comunicación social del país7
por el carácter crítico que mantiene sobre el gobierno del presidente
Rafael Correa, parecen desmentir el mérito asignado a los editores. Más
sabe a una acción política simultánea, debidamente coordinada.
1 Hurtado Larrea, Osvaldo: “Dictaduras del siglo XXI. El caso ecuatoriano”, Editorial Paradiso, Quito, Ecuador, noviembre del 20112, página 25 y 26.
1 Hurtado Larrea, Osvaldo: “Dictaduras del siglo XXI. El caso ecuatoriano”, Editorial Paradiso, Quito, Ecuador, noviembre del 20112, página 25 y 26.
2 Op. cit, página 26.
3 “Hoy es imposible en el mundo vender una forma de
organización social distinta de la vigente”, aseveró Castañeda, sin
ambage o reserva alguna. Planteamiento que retoma la tesis del “fin de
la historia” de Fukuyama, autor según el cual la historia terminaba con
la democracia neoliberal vigente. En consecuencia, Castañeda, olvidando
por cierto que incluso Fukuyama abjuró ya de su tesis, afirma que no es
posible una forma de organización social diferente de la democracia
neoliberal, con lo cual, radicalmente niega la posibilidad de modificar
el modelo de economía de mercado inserto en la Constitución de 1998
vigente, como lo sostiene el presidente electo Rafael Correa y lo
reclama la mayoría del pueblo ecuatoriano, en Navarro Jiménez,
Guillermo: “Jorge Castañeda remarca la posición de la derecha
latinoamericana en Quito”, Quito, 9 de enero de 2007.
4 Op. cit. página 15.
5 Sánchez Vásquez, Adolfo: “Ética y política”, Fondo de Cultura Económica, México, primera reimpresión, 2010, páginas 16 y 17.
6 Libertad, justicia y solidaridad son los
principios hacia los que se orienta el trabajo de la fundación Konrad
Adenauer (KAS). La KAS es una fundación política allegada a la Unión
Demócrata Cristiana (CDU). Como cofundador de la CDU y primer canciller
federal alemán, Konrad Adenauer (1876-1967) vinculó las tradiciones
socialcristiana, conservadora y liberal.
7 Véase, diario La Hora: Ecuador a la cola del desarrollo democrático”, Quito, Ecuador, edición del 23 de noviembre de 2012.
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