Obligatorio Recordar
Como todo lo que llamamos moderno, el espiritismo
tiene su origen en 1848, o sea siglo XIX. Quien quiera decir que tiene un
origen antiguo, se equivoca, todos los “ismos” que conocemos y los tildamos de
modernos, surgirán en el siglo diecinueve y no antes. Y para hacerlo más
moderno, este movimiento nace en los Estado Unidos y luego en Francia donde se
desarrolla. La primera casa embrujada o como la llamaban antes, el lugar
fatídico, fue la de la familia Fox en Hydesville, donde se escuchaban voces, se
movían objetos, todos fenómenos que siempre han existido, pero en la antigüedad
no se los daba importancia y más bien se los despreciaba. Lo único nuevo de
estos fenómenos fue la fascinación de aquellos que creyeron que esto era obra
de muertos y que se podía comunicar con ellos. Y es aquí donde reside lo que
conocemos ahora como espiritismo, la comunicación burda y fútil con los
muertos. Nunca antes cultos antiguos se habían degenerado en una comunicación
con los muertos y ni la peor brujería había sido interpretada como señales de los
difuntos. Y el engaño inició: una vez creada la razón, se inventó al
comunicador o médium y a la reunión se la llamó sesión. Esto no hubiera pasado
a mayores, pero posteriormente se extendió por Europa y se la intelectualizó,
causando graves problemas no sólo a quienes la seguían, sino al mundo entero.
El francés Hyppolite
Rivail que después cambió su nombre a Allan Kardec fundó la Escuela
Espiritista. A su vez firmó los libros teóricos que sentaron las bases del movimiento
espiritista o espírita. Dentro de este
movimiento existían literatos franceses, ocultistas más o menos
científicos, y futuros miembros de lo que sería la Sociedad Teosófica, una
sociedad la cual establece tener una inspiración especial de lo divino por
medio del desarrollo espiritual. Esto es algo llamativo ya que luego nos
topamos que el ocultismo, el teosofismo y el espiritismo rivalizan y polemizan
entre sí. Esta contradicción siempre convivió y convive en los movimientos neoespiritualistas,
y esto lo podemos ver en el 1er. Congreso Espiritista en Cleveland, donde asistieron
ocultistas renombrados como Papus y
personajes vinculados con el teosofismo como Madame Harclinge-Britten. En definitiva todos son distintos,
ninguno es esencial, todos fraternizan y pugnan. Con esto queda demostrado que
lo que ahora damos por ciencia exacta y verdades ocultas, no son más que
asuntos humanos, para lograr un fin poco claro. Todos son marionetas, que
cumplen su papel para obtener el objetivo final, deshumanizarnos y hacer que
desgastemos nuestras energías en banalidades y falacias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario