Tomado de Aporrea
Vivimos relativamente cerca de la Redoma de Petare, por lo que nos resulta muy fácil acercarnos de vez en cuando por esa zona y poder verificar con inmensa desazón y rabia incontenible, lo que siempre vemos allí: una banda de bachaqueros repletos de alimentos y productos para el aseo personal que nunca los encontramos en ningún comercio legal y la rabia se nos potencia aún más, porque no disponemos de canales efectivos y de contacto inmediato y seguro con las autoridades gubernamentales encargadas del tema del desabastecimiento y la especulación, para darles el parte de cómo esas mafias organizadas nos estafan de una forma bárbara, a fin de que ordenen su implacable batida, sin contemplaciones de ninguna índole, como fórmula única posible para ponerle coto definitivo a ese repudiable negocio.
Acabamos de leer en Aporrea una nota de la firma encuestadora Hinterlaces que nos confirma lo que hemos dicho (VÍDEO) Hinterlaces: Revela que "el bachaqueo" en Petare sigue "vivito y coleando"), pero más aún nos revela que esos bachaqueros operan sin importarles un bledo la presencia en sus espacios de los contingentes de la Guardia Nacional o la de cualquier otro cuerpo policial del Estado y tanto es así que la misma nota la acompaña con la referida filmación, prueba irrefutable esa que es más que suficiente para que el alto gobierno revise sus estrategias de lucha contra esa banda de delincuentes.
Hay allí demasiadas fallas. Esa guerra contra esas mafias tiene que ser permanente; para nada sirven los operativos espasmódicos y además, que cualquier plan que se acuerde implementar para exterminar el robo que "gestionan" a la luz del día, debe estar sometido a mecanismos de supervisión rigurosos, para evitar las desviaciones que hacen mucho daño. Por otra parte, una vez detectados los directos responsables y cómplices de esas actividades delictivas, hay que aplicarles las más duras sanciones que permitan nuestras leyes, sin importar quiénes son, a quienes representan y de dónde vienen…!!!
De manera, Señor Presidente, que no sabemos qué hacer y ante tanta impotencia y el desespero que ello nos produce, se nos ponen los pelos de punta y nos sumergimos en un mar de angustias y de amarguras que, a no dudarlo, deben estar mellando y mucho nuestras propias vidas, sobre todo cuando ya hemos traspasado el umbral de los ochenta años…
Ante esa cruda realidad, sobre lo cual le aseguramos que no tenemos interés alguno en dramatizar y menos aún en generar posturas dirigidas a horadar en alguna medida las bases de la institucionalidad de nuestra Revolución Bolivariana y Chavista, se nos ocurrió con esta nota llamar su atención sobre la necesidad de que un equipo de expertos de su más alta confianza y muy cercanos a usted, se aboque, en el término de la distancia, a revisar todo el material que sobre desabastecimiento y especulación han producido estos últimos meses los ilustres personajes que nombramos en el título, l@s profesor@s, Pascualina Curcio, economista e investigadora de la Universidad Simón Bolívar y Luis Britto García, uno de los más brillantes intelectuales que tiene el país, que jamás descansa en
reclamar mayor presencia del Estado en estos asuntos y asegura tener la total convicción de que sólo bajo su poder y decisión bravía e inteligente, así entendemos que nos los dice, es posible resolver los graves problemas que esa realidad le generan al pueblo…
Como sabemos, la profesora Curcio, ha venido hurgando con meticulosa paciencia y habilidad técnica, todas y cada una de las fases de los procesos productivos de alimentos y bienes para el aseo personal, catalogados como de primera necesidad, por parte de un muy reducido grupo de empresarios que concentran en el país ese poder y ha llegado así a detectar infinidad de situaciones irregulares que no sólo abarcan los procesos de producción propiamente dichos, los cuales son sometidos a oscilaciones que sugieren que han sido provocados para disminuirla, sino a la convicción plena de que todo cuanto producen esos empresarios se desvía a otros destinos, pues no le cuadran las cifras de lo mucho que se produce con los "stock" que llegan para su oferta al mercado minorista, reflejando que más del 30/35% de lo que se produce no se sabe hacía donde se destina, o para el acaparamiento o para el contrabando hacia los países vecinos.
Igualmente ha inferido de sus investigaciones la economista Curcio, que si bien el Estado no ha dejado de suministrarles a esas empresas los dólares necesarios para la compra en el exterior de la materia prima que requieren para la producción, no es posible saber, a través de las propias cifras examinadas, si esos dólares fueron todos utilizados para esos fines, por lo que, sin decirlo de forma expresa, conmina a que sean las instancias estatales en el tema del control de cambio quienes deberían investigar lo que allí sucede. Así mismo, ha logrado detectar la "curiosa" coincidencia de que los momentos en que los productores de alimentos provocan las bajas en sus respectivas producciones, se corresponden con eventos y/o sucesos políticos de alta importancia para el país, de manera que sus estudios conforman una fuente de información sumamente valiosa que, en nuestra opinión, debe ser valorada por ese equipo de asesoría que proponemos.
Por su parte, el profesor Britto nos alerta, de manera persistente, que debemos reactivar los mecanismos estatales para ponerle coto a tanto desmadre en el tema de la asignación de divisas, el contrabando a manos llenas y en muchas casos permitido tras corrales, el bachaqueo corporativo que impide que los alimentos le lleguen al pueblo a los precios justos, todo ello en directa relación al espectacular subsidio que a través de un dólar que se ubica entre 6 y 10 bolívares, se le otorga a esos empresarios, pero que nadie sabe y peor aún, no hay voz alguna del gobierno que lo explique, la razón de que esa especial paridad cambiaria no se refleja en los precios de los productos que se le venden al pueblo.
El propio Britto García se explaya al abordar el tema apoyado en palabras del mismo Presidente Maduro, cuando nos dice que más 40% de los productos de la dieta básica se lo lleva el contrabando y más de 60 mil millones de dólares han sido entregados a empresas de maletín, para luego dejar en el aire esta pregunta obvia: ¿Si el propio Maduro nos da esas cifras y manifiesta su indignación ante tanta aberración, cual es la razón para que el gobierno no actúe ya y sin mayor dilación para ponerle coto a esa situación y, además, llevar a sus responsables directos y cómplices por acción u omisión a la justicia para que ésta les aplique las penas más severas? (Escuche en este video al profesor Britto García entrevistado por Oscar Shémel de Hinterlaces: entrevistado en el programa Análisis Situacional - Hinterlaces).
Hasta aquí dejamos nuestra reflexión sobre la crítica situación por la que atravesamos la inmensa mayoría de los venezolanos por conseguir y obtener los alimentos, medicamentos y otros bienes esenciales, a precios justos, todo ello en la dirección de encontrarle al problema una solución inmediata, no sin dejar de consignar que manejamos la convicción de que esta arremetida feroz contra nuestro pueblo seguirá cada vez peor, salvo que se adopte la decisión en el alto gobierno de actuar contra sus promotores e impulsores de todo pelaje con la fuerza y la contundencia que el ordenamiento legal del país lo permita.
No es posible que sigamos viendo pasivamente que a quienes se les consigue delinquiendo con la comida y los medicamentos del pueblo mediante mil formas, se les detiene y en pocas horas una muy mala entendida justicia los deja en libertad. Eso no puede ser. La impunidad es el peor de los males de toda sociedad debido a que con ella se cuestiona y se acuchilla de muerte el entramado jurídico que la propia sociedad produce como la mejor y más perfecta garantía para la convivencia y la paz de sus integrantes…!!!
La blandenguería con quienes han resuelto hacer negocios sucios con la comida del pueblo en apoyo de quienes quieren derrumbar el gobierno, hay que erradicarla de cuajo en aquellas instancias gubernamentales donde pudiera estar haciendo de las suyas a cambio de dinero o quien sabe de qué otro tipo de prebendas…
¡Mano dura y sin contemplación alguna con las hambreadores del pueblo"
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