Edificio de la Embajada de EE.UU. en Lima / Reuters / Mariana Bazo
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En América Latina, no es nada nuevo que los gobiernos que pierden
apoyo entre la población local intenten mejorar su posición con ayuda de
EE.UU., pero esta 'ayuda' no es desinteresada y tienen que pagarla con
la soberanía del Estado. El presidente peruano, Ollanta Humala, es uno
de ellos, y figura entre los políticos controlados por Washington por
preservar su cargo a cualquier precio, denuncian expertos.
Las últimas encuestas revelaron que la popularidad de Humala ha caído a
su nivel más bajo en todo su periodo de gobierno, y solo el 12% de los
peruanos aprueba su administración, envuelta en escándalos de
corrupción, destaca el periodista y escritor Nil Nikándrov en su
artículo para el portal ruso Fondo de la
Cultura Estratégica.
Cultura Estratégica.
El Gobierno estadounidense no escatima elogios para el presidente
peruano, y este por su parte, facilita a Washington realizar sus
objetivos geoestratégicos en Sudamérica. Pero al mismo tiempo esta
política de Humala genera cada vez más indignación entre los peruanos,
quienes tildan de "traidor" a su mandatario, agrega.
Hace 7 años, el entonces líder opositor Ollanta Humala, antes de llegar a
la Presidencia, criticaba fuertemente la constante presencia de fuerzas
estadounidenses en su país y denunciaba a sus antecesores de llevar una
política "antipatriótica", que según él tenía como objetivo tener bajo
control a los gobiernos progresistas de la región.
Sin embargo, en la actualidad, Lima ha entregado a EE.UU. su Amazonía,
donde tiene tres bases (Iquitos, Nanay y Santa Lucía) para la supuesta
lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, además de otras seis bases
secretas en otras partes de ese país andino. Y eso sin contar las tres
ciudades portuarias en Perú, que se utilizan de forma regular por la
Cuarta Flota de la Armada de Estados Unidos. Pero la creciente actividad
de las fuerzas estadounidenses en la Amazonía peruana no ha tenido
éxito y sus resultados son cuestionables, señala la publicación.
Por su parte, Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador y Venezuela consideran
el fortalecimiento de la presencia militar estadounidense en la
Amazonía como una amenaza a la seguridad nacional. Con el pretexto de la
lucha contra el narcotráfico, Washington ha enviado a Perú más armas y
constantemente incrementa el número de asesores militares y el trabajo
de inteligencia, cuyos fines no están nada claros, finaliza el portal.
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